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Miss Bolivia... sevillana

Los cerca de 20.000 bolivianos de Sevilla ya tienen una Miss que los abandere: Ilse Vaca Sánchez, empleada del hogar de 25 años. La proclamaron anoche en el centro cívico de El Cerro.

el 16 sep 2009 / 02:28 h.

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Una empleada doméstica de 25 años venida hace cuatro años y medio, Ilse Vaca, es desde las once y media de anoche la primera Miss Bolivia de Sevilla. Las damas de honor fueron Silvia Olivera y María Urbano Ávalos.Hay algo muy serio en el hecho de que los bolivianos, que no han venido a Sevilla precisamente a comprar postales ni a pasearse en coche de caballos, se reunieran anoche a agasajarse mutuamente, a oír música de su tierra y a elegir, de paso, a Miss Bolivia Sevilla 2009 de entre una decena de aspirantes. La provisionalidad con la que vinieron casi todos hace tres o cuatro años (según estimación de su presidenta, Ana Luisa Córdova) ha acabado adquiriendo un aire de perpetuidad que se hacía aún más patente anoche, viéndolos y viéndolas sin sus ropas de faena: familias enteras de padre español y madre boliviana o al contrario, paseándose con sus chiquillos por aquel rincón (literalmente) de El Cerro del Águila; chicos y chicas a la última moda, con sus tatuajes, sus talles bajos aprisionando tallas escamoteadas, sus despeinados y sus parejas o amistades; sus sonrisas no de reverencia sino de estar a gusto.

El hecho ése tan serio del que se hablaba antes es, pues, que se lo estaban pasando bomba. Y a 8.350 kilómetros de casi todo lo que a una persona le importa en esta vida, que ya tiene mérito.

Entre cincuenta y cien compatriotas, dependiendo del momento, se juntaron en el salón de actos de Hytasa hasta bien entrada la noche. Parecerán pocos si se considera que en Sevilla hay alrededor de 20.000 nacionales de aquel país. Habrían sido más si, como pretendieron en un principio, el Ayuntamiento les hubiese cedido este local (u otro) un sábado, que es cuando casi todos los bolivianos libran en las casas y en las cafeterías, "los empleos principales", como recordó Ana Córdova. El caso es que los que había se bastaron para hacer de aquello una fiesta y para dotar de un encanto rayano en la ternura la elección de Miss Bolivia Sevilla, entre las improvisaciones, los pequeños errores, los meneos exagerados con la manita en la cadera, los despistes de algunas señoritas candidatas que no acababan de acompasarse con la escenografía y con los puntos de entrada y salida, etcétera. Gracias a todos estos destellos de autenticidad y de honradez, el espectáculo no fue el aburrimiento de índole carnal en que suelen derivar estas elecciones populares relacionadas con la belleza, sino una maravilla.

Ilse estaba anoche que no se lo creía, como suele ser natural en este tipo de victorias. Allí mismo recibía la felicitación de su novio, granadino, y de la parte de su familia que emigró con ella: su madre, un hermano camarero en Sevilla y otra hermana en Málaga. "Estoy contentísima. No me lo esperaba", dijo, en la primera entrevista de su vida.

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