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¿Moda o protección?

Durante la época estival nuestros ojos pueden resultar gravemente afectados, ya que una alta exposición al sol puede repercutir en la visión tanto a corto como a largo plazo.

el 16 sep 2009 / 07:57 h.

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Durante la época estival nuestros ojos pueden resultar gravemente afectados, ya que una alta exposición al sol puede repercutir en la visión tanto a corto como a largo plazo.

Desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Sevilla, los expertos recomiendan proteger los ojos de los rayos UVA para así evitar daños irremediables. Los usuarios aseguran tener en cuenta la calidad a la hora de elegir sus gafas de sol, pero un estudio realizado el pasado año por la FEDAO (Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico) demuestra que ocho de los 25 millones de gafas de sol que se venden cada año en España no pasan los controles sanitarios y se comercializan en la calle.

En nuestra sociedad las gafas de sol se han convertido para mucha gente en un mero complemento estético obviando en muchos casos la importancia de una certificación sanitaria. Pero si nos remontamos al pasado vemos que en su origen las gafas de sol tampoco se utilizaban para proteger del sol. En el año 1300 los jueces en China utilizaban unas lentes planas de cuarzo ahumadas para ocultar sus expresiones faciales en la corte.

Las lentes humo-teñidas sirvieron de vez en cuando como gafas de sol, pero esa nunca fue su función primaria. Hoy día, para los que optan por las gafas de diseño hay una buena noticia: "Las marcas suelen estar asociadas a lentes y a calidades más altas. La diferencia está en que unas gafas de marca pueden añadir filtros mayores y filtros mejores, pero el filtro mínimo siempre está garantizado", asegura el secretario general del Colegio de Ópticos-Optometristas de Sevilla en Andalucía, Antonio Cantero.

Cantero explica que los rayos UVA son radiaciones que no se ven y que pueden dañar el ojo y quemar las superficies corneales o partes del ojo que puedan ser muy sensibles a la luz como lo es la retina. A corto plazo, las enfermedades más frecuentes que pueden surgir a causa de estas radiaciones son conjuntivitis que se traducen en irritaciones oculares debidas a una exposición prolongada al sol, queratitis, que son pequeñas lesiones en la cornea y también pueden aparecer pinguéculas, es decir, manchas en la superficie de la zona blanca del ojo. Pero a largo plazo la luz puede crear daños irreparables en nuestros ojos, que pueden dar lugar a afecciones mucho más severas: "A larga los daños no tienen marcha atrás, cuando uno tenga una retinopatía o tenga una catarata prematura ya no hay marcha atrás".

Antonio Cantero recalca la importancia del control sanitario de las gafas, pues las que no pasan estos controles no sólo que no nos protegen de los rayos UVA, sino que incluso nos pueden perjudicar la vista. Hay que tener en cuenta que "las gafas son reductores de luz", por lo tanto, al reducir la luz las pupilas se van a abrir más, y al dilatarse va a entrar más cantidad de luz, por eso es imprescindible que el filtro de luz tenga protección. Por lo tanto, las gafas de sol que no estén certificadas no nos garantizan ningún tipo de protección: "No tenemos ninguna seguridad de que nos están protegiendo los ojos. Esa gran duda es peligrosa, no lo permitiríamos con la piel, no lo hagamos con los ojos", ha añadido Cantero.

En consecuencia, los filtros de rayos UVA tienen que ser adecuados y certificados: "Esa certificación es la que viene implícita en unas gafas de sol con una calidad normal que es lo que se vende en las ópticas y que pasan un control", afirma Cantero.

Además con la progresiva destrucción de la capa de ozono que aumenta la aspereza con la que actúan las radiaciones ultravioletas, hay que extremar las precauciones. "Cuando los informes de meteorología alertan una mayor incidencia de ultravioletas hay que llevar unas gafas de sol adecuadas" agrega Cantero.

Es verdad que en verano la incidencia del sol es más dañina aunque también se convierte en agravante el hecho de que estemos mucho más tiempo expuestos al sol que en las demás épocas del año. Pero las gafas de sol hay que utilizarlas durante todo el año siempre que haya sol, sobre todo cuando nos vamos a la nieve a esquiar. Cuando vamos a la montaña lo que ocurre es que en las zonas altas aparte de que hay sol, hay una disminución de oxígeno, y hay reflexión sobre la nieve: "El peligro de los rayos de sol también es alto, porque además quema, de hecho, hay muchas conjuntivitis en época de nieve asociadas a la incidencia de los rayos de sol", asegura Cantero.

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