El escritor vizcaíno afincado en Sevilla Félix G. Modroño, creador del personaje del detective Fernando de Zúñiga en su primera novela, La sangre de los crucificados, -donde afrontaba unas misteriosas muertes cuyas víctimas acaban convertidas en imágenes de crucificados- vuelve a dar vida al carismático personaje en una nueva entrega, Muerte dulce, que acaba de ver la luz en la editorial Algaida.
La nueva novela de Modroño traslada al lector al lejano año 1683, y tiene como primer protagonista a un personaje, Pedro Urtiga, que tras ser envenenado escribe durante sus últimas horas de vida a un amigo suyo, el doctor De Zúñiga, para anunciarle su fallecimiento y suplicarle una inaplazable venganza.
A partir de ese momento, el doctor Fernando de Zúñiga viajará a tierras vascas -que el escritor conoce muy bien- para averiguar la identidad del asesino, aunque pronto descubrirá que su muerte no sólo tiene que ver con el vino, sino también con una partida de naipes de un juego recién nacido: el mus.
Leyendas ancestrales, mujeres enamoradas y falsas apariencias van trenzándose en esta trama, en la que los acontecimientos se suceden sin tregua para el lector, sobre una prosa limpia y despojada de artificios.
Licenciado en Derecho, aunque trabaja en el sector financiero desde 1991, Félix G. Modroño obtuvo varios premios en el ámbito de la narrativa corta hasta la aparición de su exitosa primera novela, la citada La sangre de los crucificados.
Cabe destacar que, con anterioridad, publicó como fotógrafo el volumen Villalpando, paisajes y rincones, en homenaje al pueblo zamorano del que proceden sus padres, y ha colaborado con la revista Paisajes hasta 2007.
