-¿Le ha sorprendido el decreto de las nazarenas?
-Absolutamente. Yo asesoraba a una de ellas sobre la situación y no lo esperaba. Yo hubiera abogado por un proceso natural de adaptación, las hermandades habrían caído por su propio peso.
-¿Cuánto cree que hubieran tardado en caer por su peso?
-No lo sé, pero hubieran caído como han caído otras que nunca hubiéramos imaginado que tendrían nazarenas. Se ha forzado la situación, y yo me pregunto ¿cuántas nazarenas van a salir de esas hermandades? Pues muy pocas.
-El decreto llega diez años después del conflicto entre el Baratillo y Palacio por las nazarenas ¿llega diez años tarde?
-Más de diez años tarde, porque debió de haber salido en las Normas Diocesanas de 1997. En vez de jugar a las casitas ordenando la igualdad de los derechos de sufragio activo y pasivo deberían haber dicho "quedan igualados los derechos". Hubiera evitado todas estas monsergas.
-¿Por qué cree que no se hizo?
-La jerarquía de entonces no tuvo valor para imponerlo, o fue prudente y no consideró oportuno obligar a una cosa que no tiene mucho sentido. De todas formas el trato que reciben ahora las hermandades no tiene nada que ver con hace diez años. A nosotros nos respetaban, nos enviaron un borrador de las normas diocesanas con intención de consensuarlas. Ahora lo que hay son lentejas...
-¿Este decreto es una injerencia en esas hermandades?
-Por lo que tengo entendido no, porque es un decreto a la carta, lo han pedido ellas, no nace de la voluntad del legislador de imponer su voluntad sino de agradar. Es algo tan extraño desde el punto de vista jurídico que ni se toma la molestia de redactar de nuevo la norma 24. Se entiende que ha cambiado sólo porque una norma posterior dice otra cosa.
-En el caso de las hermandades que han llegado a día de hoy sin nazarenas ¿Palacio interviene porque no son capaces de adaptarse a los tiempos?
-No es que no sean capaces, en mi opinión es que le han dicho al arzobispo que si se volvía a votar en sus cabildos iba a salir que no y hubiera sido una vergüenza, así que le piden: dígame que salgan las nazarenas. Pero insisto en que la situación no es la de hace diez años, hoy ese decreto es light, son nazarenas light. El decreto se ha vendido como el gran elefante blanco. Lo hubiera sido en 1997, no ahora.
-Hace diez años ya se tildó de machista o antediluviana esa postura. Diez años después ¿cree que estas hermandades lo son?
-Son hermandades cuyos hermanos y hermanas tienen una forma de pensar muy respetable. Porque votan los dos. Si sólo votaran hermanos y las hermanas no pudieran expresarse sería antediluviano, pero si tú eres hermana y quieres votar que no, por qué no.
-Entonces no quiso opinar porque era hermano mayor del Baratillo y representaba a la mayoría. Dígame ahora ¿apoya la incorporación de nazarenas?
-Apoyo que a todo o a nada. Es tiempo de un cristianismo a rostro descubierto, no de igualdad bajo el antifaz. Habrá igualdad cuando la mujer se incorpore en igualdad de derechos a todo, y veo pocas hermanas mayores. Ahora se abre la posibilidad de que sean Seises. Si llamamos Seises a un grupo de diez, ¿por qué no puede haber alguna fémina? Abajo las tradiciones, viva la igualdad.
-¿Palacio ha ganado el pulso?
-No, pero hace bien al decir que si no lo hacen ustedes lo hago yo. Ahora bien, la Iglesia universal y la diócesis de Sevilla tienen problemas bastante más importantes que las mujeres nazarenas. Es como la ley del tabaco, es bueno no fumar, pero hay problemas más importantes como el paro, la inseguridad o el terrorismo.
-El borrador de las normas incluía regular los requisitos para ser hermano mayor y para nombrar a los directores espirituales ¿Se llegó a publicar?
-No me consta, pero se está aplicando, el Baratillo lo incluyó.
-Una situación peculiar.
-El despiste más absoluto. Si hubieran querido hacer algo legislativamente hablando habrían aprovechado el decreto para actualizar las normas 24 (sobre la igualdad), 33 y 38 (hermanos mayores y director espiritual). Con la misma prisa que para el decreto de las nazarenas deberían darles una nueva redacción.
-¿Esta peculiaridad podría dar lugar a la necesidad a otros decretos en aspectos polémicos?
-Las normas están tan parcheadas que dan vergüenza: hay otra que limita las hermandades que van a la Catedral; la cifra se superó pero la norma sigue igual.
-¿Qué solución cabría?
-Tirarlas a la basura y empezar otras nuevas.
