El Betis regresará el jueves a uno de sus santuarios, Montecastillo, para preparar en la más absoluta tranquilidad el partido que determinará si continúa siendo equipo de Primera o desciende a Segunda. La relación entre el club de Heliópolis y el hotel jerezano empezó precisamente antes del último ascenso.
El 6 de junio de 2001, los futbolistas del Betis pisaron por primera vez el hotel Montecastillo, al lado del circuito de Jerez de la Frontera. Cuatro días después les esperaba el Recreativo, en un partido fundamentalísimo para el ascenso a Primera, y Manuel Ruiz de Lopera decidió concentrar al equipo de Luis del Sol en un oasis de campos de golf en mitad de ninguna parte. El Betis derrotó al Recre (1-0) y ya sólo tenía que ganar en Jaén, una semana más tarde, para retornar a Primera. Y para preparar esa finalísima, la plantilla volvió a Montecastillo. El 17 de junio, Casas marcaba dos goles en La Victoria. Montecastillo se había convertido en un lugar fetiche.
Ocho años después de refugiarse allí para buscar el ascenso, el Betis acude otra vez al paraíso jerezano para evitar el descenso. La decisión fue adoptada ayer mismo. Existía la opción de repetir en Vale do Lobo, que fue la elegida antes del encuentro con el Almería, pero si el Betis se marchó al Algarve fue porque Montecastillo ya estaba comprometido con el Xerez. Ahora no existe ningún inconveniente y Josep Maria Noguès cogerá la antigua Nacional IV en compañía de sus jugadores el jueves por la tarde para concentrarse allí durante dos días, hasta el sábado.
Mientras tanto, el Betis se entrenará en Sevilla. Hoy y mañana lo hará a puerta abierta en la ciudad deportiva y la sesión del jueves se celebrará a puerta cerrada en el estadio. Los últimos entrenos de la campaña serán en Jerez, un lugar que no es mirado con buenos ojos por los futbolistas, no por su idoneidad sino porque lo tienen demasiado visto.
El club no tiene la misma opinión, evidentemente. De hecho, a partir de 2001, casi todas las pretemporadas se han desarrollado allí. Sólo en dos años no ocurrió así: una fue en Antequera y la otra, en Isla Canela. También como curiosidad, el Betis prefirió la alternativa onubense para preparar la final de Copa de 2005 y tampoco acudió a Montecastillo antes del histórico partido de Santander, la última final por la permanencia. En aquella ocasión, con Paco Chaparro recién nombrado en lugar de Luis Fernández, ni siquiera hubo concentración.
