El acuerdo preliminar alcanzado ayer entre el presidente Evo Morales y los gobernadores de Bolivia abre una nueva etapa en la conflictiva situación de este país de cara a un año, que estará marcado por varios referendos. La reunión de Morales y los nueve prefectos (gobernadores), entre ellos seis opositores, concluyó ayer, tras once horas de debate, en las que ambas partes dejaron atrás la confrontación enconada de los últimos meses con un tono que apuesta por el diálogo.
La flexibilización de las posturas se reflejó principalmente en tres principios de acuerdo, como los define el Gobierno, o bases para el diálogo como prefieren denominarlo los opositores: revisar los temas conflictivos del proyecto constitucional, avanzar en los procesos autonómicos y crear un fondo económico que resarza a las regiones del recorte presupuestario decidido por el Gobierno para pagar un bono de vejez.
Además de esos tres asuntos, Morales y los gobernadores dejaron sentado que defenderán la unidad territorial del país y la democracia y coincidieron en que las reformas deben ser aplicadas en su integridad de forma pacífica.
