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Morancos, o la guasa del Tardón

Los hermanos César y Jorge Cadaval descubren un azulejo en su casa natal de Triana, arropados por sus vecinos del barrio de siempre

el 25 jul 2014 / 23:51 h.

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Jorge y Cesar, los Morancos, descubren una placa en su honor en la casa donde nacieron, en Juan Diaz de Solis 16, en el barrio del Tardon, Triana. Jorge y Cesar, los Morancos, descubren una placa en su honor en la casa donde nacieron, en Juan Diaz de Solis 16, en el barrio del Tardon, Triana. Amenudo los homenajes son estímulos para la nostalgia, invitaciones a mirar atrás y hacer balance del camino recorrido. El que recibieron ayer César y Jorge Cadaval, Los Morancos, descubriendo un azulejo en su honor en su casa natal del barrio del Tardón, no fue ajeno a esta sugestión. Pero tratándose de uno de los dúos cómicos más exitosos de España, la emoción vino inevitablemente impregnada de guasa, trianera por más señas. «Ya que ponían el azulejo, alcalde, podrían haber aprovechado para darle una manita de pintura a todo el edificio», bromeó Jorge con el primer edil, Juan IgnacioZoido. Y para qué dijo nada: hasta una vecina quiso especificar que, si la manita de pintura llegaba, que por favor fuera de un color uniforme, y no mitad blanco y mitad granate, como está ahora. «Con un color o con otro, en este barrio lo que hemos tenido siempre ha sido sintonía y buen rollo», zanjó el artista, pero ya el daño estaba hecho y todo el vecindario tenía una opinión sobre la gama más adecuada para la operación. «¿Qué digo yo ahora? Voy a tener que hablar de las bombonas de butano que había antes en los balcones», intervino César, pero habló de mucho más. De los guindillas que les impedían, de niños, jugar al balón. Del bar de Antonio y de Pablo, el del kiosco. De la tintorería de Blanquita. De «muchas cosas de aquí, que hacen que pensemos que, si volviéramos a nacer, nos gustaría que fuera otra vez aquí, con los mismos vecinos, con los mismos amigos que tuvimos», aseguró. Jorge lamentó que no pudieran estar en el acto su padre, ya fallecido, y su madre, muy anciana, que seguramente se habrían sonreído cuando la banda de la Algaba atacó el Himno de España, después de que César asegurara que «han venido andando desde su pueblo». No fue el único momento musical de la ceremonia, pues el cantante y compositor Paco Lola, gran amigo de los cómicos, se arrancó con unas sevillanas escritas ex profeso. Otro inveterado compadre de Los Morancos, José Manuel Soto, quiso subrayar que «el talento es importante, pero el trabajo también», y en este sentido César y Jorge han sido ejemplares: «Sabemos la gracia que tienen, pero también todo lo que han luchado y lo que han pasado. El humor es lo más difícil del mundo, porque uno no siempre tiene ganas de cachondeo. Ellos han hecho reír a toda España, los días que tenían ganas y los que no». El alcalde de Sevilla reconoció que el coste de la placa no ha corrido a cuenta de las arcas municipales, sino de los amigos del dúo, y deseó que «sigan enseñando por el mundo lo que aprendieron aquí, en el Tardón». Entre aplausos, vítores y muchas, muchas fotos de celular, todavía quedaba algún vecino que se preguntaba: «¿Y no está bien la fachada como está?»

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