En territorio comanche

El PP de Sevilla, que aspira a la secretaría general, promete apoyo y lealtad al futuro presidente regional

el 19 feb 2014 / 20:07 h.

El candidato a la Presidencia del PP andaluz, Juan Manuel Moreno (c), el secretario general del partido en Andalucía, José Luis Sanz (d), y su actual presidente, Juan Ignacio Zoido (i), se estrechan las manos como motivo de su participación en la Junta Directiva Provincial del PP, hoy en Sevilla. EFE/Raúl Caro El candidato a la Presidencia del PP andaluz, Juan Manuel Moreno (c), el secretario general del partido en Andalucía, José Luis Sanz (d), y su actual presidente, Juan Ignacio Zoido (i), se estrechan las manos como motivo de su participación en la Junta Directiva Provincial del PP, hoy en Sevilla. EFE/Raúl Caro Una nube de cámaras y de periodistas rodeaban al comité de bienvenida que esperaba de pie, a las puertas de un hotel sevillano, la llegada del futuro líder del PP andaluz. Como las novias en las bodas, Juan Manuel Moreno se retrasó lo justo. Con semblante serio lo aguardaban básicamente tres personas: el presidente del PP de Sevilla y anfitrión de la cita (junta directiva provincial), Juan Bueno; su número dos, Eloy Carmona –imputado por malversación en la investigación del Ayuntamiento de Tomares–, y el secretario general del PP-A, José Luis Sanz, la principal víctima política de la sucesión andaluza. Sanz, que un día antes había dado plantón a Moreno Bonilla en la reunión en el Senado de los parlamentarios andaluces, estuvo más de media hora  inamovible para recibir con elegancia a quien le ha robado sus aspiraciones de presidir el partido. Acaparó todas las miradas, los besos y los abrazos, como el pésame que dan a los familiares en un entierro. El malagueño, el elegido por Mariano Rajoy para liderar el PP-A, venía a territorio comanche, donde aún laten las heridas por un proceso sucesorio con demasiados errores. Todos lo sabían, por eso intentaron que el trago de presentarse ante Sevilla fuera lo menos amargo posible. Se acabó la espera. Moreno Bonilla bajó del coche acompañado por el todavía presidente regional, Juan Ignacio Zoido. Saludó cordialmente al comité de bienvenida y se fundió en un abrazo algo forzado con Sanz. Una vez dentro, en una sala más abarrotada que nunca, empezaron los elogios y los mensajes de unidad para sanar a un partido herido por las luchas de poder. «Sevilla está contigo. No te va a defraudar, no va a fallarte y seguro que ese compromiso es recíproco». Quienes tomaron la palabra intentaron que el malagueño se sintiera cómodo y, de forma subrepticia, le hicieron ver que Sevilla es y tiene que seguir siendo «clave» para la nueva etapa que se abrirá tras el congreso del 1 y 2 de marzo. A efectos prácticos, Sevilla entregará en ese cónclave el poder que acumula en el regional, esto es, la presidencia y la secretaría general. Moreno Bonilla está negociando con las provincias –ya ha mantenido contactos con todos los presidentes– el nombre del número dos, que aún no está decidido. Todo apunta a que será alguien de la Andalucía occidental, preferiblemente una mujer. Sevilla aspira a quedarse con ese puesto, aunque son muchos los que opinan que no está en condiciones de exigir. Lo piensan, por supuesto, los dirigentes de Málaga, Granada o Almería, donde el partido arrasa. Sevilla continúa siendo la única provincia donde el PSOE se impone al PP pese a hitos históricos como la mayoría absoluta en la capital. «¿Pedir?, ¿qué vamos a pedir? Lo primero que tenemos que hacer es ganar las elecciones aquí y luego ya veremos», admitía un dirigente sevillano. El PP de Sevilla, además, no pasa por su mejor momento. A la investigación en Tomares se suma la reapertura del caso de supuesta compra de votos en Bormujos. Su alcaldesa, Ana Hermoso, se hizo ayer hasta una foto con Moreno que se colgó en Twitter. Pese a este panorama, tanto Zoido como Bueno sacaron pecho del crecimiento «espectacular» que ha logrado el PP en la provincia, una hazaña que el futuro líder les reconoció cortésmente. «Recuerdo que hace años sumar votos en Sevilla era una meta inalcanzable y ahora es una preciosa realidad», afirmó. Quiso poner en valor la mayoría histórica de Zoido en la capital y las otras 15 alcaldías del PP en la provincia. Por la mañana –confesó el malagueño– «me he mirado los datos». Hasta se acordó de Lola Rodríguez, alcaldesa de Palomares, desbancada por una moción de censura y presente en la sala. injerencias. Nada más subirse al estrado, Moreno Bonilla aseguró que era «difícil» intervenir en una junta directiva de Sevilla y que quería «mimar a una de las provincias más importantes de España». En un discurso que recordaba a Javier Arenas, confesó que tiene «el sueño» de gobernar para lograr una «Andalucía mejor». Agradeció el trabajo de Juan Bueno, de Zoido y mencionó a Arenas y Montoro, pero se detuvo en José Luis Sanz, el candidato de Zoido y de la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, para presidir la organización andaluza, al que han dejado a los pies de los caballos. «Gracias por tu lealtad y enorme compromiso con el PP-A», le trasladó. Insistió en que viene «para sumar» y pidió apoyo a los populares sevillanos para conseguir la alternancia en la Junta. «Os necesito para el cambio», les dijo. Bromeó con los golpes que está recibiendo del PSOE –«estoy eslomado a palos», explicó–  desde que se supo que sería el jefe de la oposición, y dejó claro que si hay adelanto electoral el PP-A está «engrasado para ganar». Un Zoido emocionado se despidió de los suyos no sin antes reconocer el trabajo de Sanz, que durante dos años prácticamente le ha sustituido en su papel de presidente regional. «Siempre estaré en deuda contigo», le dijo. A su sucesor le prometió lealtad y distancia, la misma que hubiera querido para él. «No te estorbaré jamás».

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