Díaz y Moreno abren el diálogo con diferencias graves sobre el papel de IU

El presidente popular dice que hará pública su declaración de la renta tras asegurar que no sabe ni dónde está y que los andaluces no se lo piden por la calle

el 10 mar 2014 / 12:24 h.

diaz-morenoAlgo más de una hora de reunión «cordial» entre la presidenta de la Junta y el líder del PP andaluz ante una infusión de manzanilla, ella, y agua mineral, él, que acabó con un intercambio de sus móviles personales. Hay voluntad declarada de alcanzar acuerdos por ambas partes y también dificultades objetivas, de fondo y de forma. Susana Díaz y Juan Manuel Moreno Bonilla, ambos jóvenes y representantes de una nueva generación política en Andalucía, «rompieron el hielo» ayer, nunca antes habían cruzado palabra, pero sin concretar cómo negociarán para cerrar pactos básicos en temas sensibles como el empleo o la llamada regeneración política. Hay diferencias relevantes. Fundamentalmente ayer se revelaron dos. La primera es que el líder del PP andaluz admitió que no tiene margen ni interés en reivindicar ante el Gobierno central medidas especiales de empleo para Andalucía, petición central de la Junta. Dio todo tipos de excusas –del tipo Zapatero no lo hizo o en 2014 ninguna comunidad recibió dinero extra– y finalmente aseguró que la Junta tiene competencias para luchar contra el paro y debe ejecutar mejor sus presupuestos. La segunda diferencia reside en el papel de Izquierda Unida. El PP se muestra más que reticente a mantener un diálogo de tú a tú entre las tres fuerzas políticas, ninguneando el papel del partido que sostiene al PSOE en el Gobierno. Los socialistas subrayan que el diálogo debe ser a tres bandas y desarrollarse en el Parlamento, donde Moreno Bonilla no tiene escaño. Según fuentes de la negociación, los líderes políticos han dado orden para que el jueves los tres grupos se sienten en la Cámara y designen sus interlocutores para negociar sobre la oferta de pactos que lanzó en enero la presidenta de la Junta y que es muy similar a la hoja de ruta que maneja Moreno Bonilla. El líder del PP ha pedido a la presidenta mantener encuentros periódicos, cada mes. El portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, que compareció en lugar de Díaz, tiró de ironía: «Bueno... a ver si va a querer sentarse en los Consejos de Gobierno». Moreno Bonilla se dirigió a los periodistas desde la sala de prensa de San Telmo, sede del Gobierno. Uno de sus mentores, Javier Arenas, nunca quiso comparecer en este escenario, como en una especie de superstición, alegando que nunca lo haría hasta no alcanzar la Junta. Él no tuvo ningún problema. Incluso bromeó al respecto con lo bien que le quedaba el rótulo de fondo, asegurando que había que ir acostumbrándose a la estampa. Desgranó su «agenda reformista» de 23 folios, muy parecida a la que lanzó durante su designación hace solo una semana y con muchas reminiscencias a las ofertas de pactos del PP en la última campaña electoral. El líder de los populares volvió a reclamar acuerdos en empleo, educación, reforma fiscal, reforma de la administración y regeneración democrática. Sobre cada uno de estos apartados pasó de puntillas. Se mostró a favor de cerrar un gran acuerdo sobre el empleo y en sumar al PP a la nueva concertación social, más abierta a nuevos agentes económicos y que trascienda a patronal y sindicatos. Pidió que se dé cabida a los ayuntamientos en esta mesa, lo que la Junta rechaza. Junta y oposición se mostraron de acuerdo en congelar los impuestos y el líder de los populares mostró como signo de su voluntad de pacto que su grupo no haya registrado enmiendas a la ley de transparencia. Pero lo más interesante de Moreno Bonilla no estaba en este guión oficial sino en sus respuestas a la veintena de preguntas que recibió. Se comprometió a hacer pública su declaración de la renta y de bienes aunque al principio dijo que era cosa de «morbo periodístico» y que la gente no se lo pide por la calle. Aseguró que no sabe ni dónde tiene este documento, que estará en una caja de la mudanza del Ministerio y que no habrá sorpresas –dos hipotecas y el coche, a nombre de su pareja, dijo, y los sobresueldos declarados–. Solo al final, dejó claro que publicará su renta. Sonó distinto en su discurso contra la corrupción. Preguntado sobre si dejaría de tener en el caso ERE la principal bandera de la oposición y sobre si opinaba, como hasta ahora ha defendido el PP, que Díaz era «heredera» y debía dimitir, fue claro: «No, actualmente no». Anulaba así buena parte del guión que ha manejado el PP los últimos meses. Que hay otro talante quedó claro pero si habrá acuerdos sigue siendo un enigma político.

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