El doctor Carlos Morín, acusado en la trama de clínicas abortistas y en libertad provisional desde el jueves pasado, se encuentra en una situación cercana a la "ruina económica" y no podrá reabrir sus centros, que están cerrados y sin trabajadores desde diciembre, según su abogado Francesc Campà.
El letrado explicó ayer en una rueda de prensa que su cliente, tras casi dos meses de prisión provisional, ha quedado anímicamente afectado, lo que, unido a la prohibición judicial de acercarse a sus clínicas y ejercer la medicina, le llevan a mantener el cierre de sus centros del grupo Ginemedex-TCB. Incluso insinuó la posibilidad de que Morín, de 64 años de edad, acabe jubilándose. El futuro de las clínicas se debate entre un cierre definitivo o un traspaso a otro propietario.
Para explicar la precariedad económica que afronta su cliente, Campà afirmó que ahora únicamente dispone de unos 6.000 euros, procedentes de la venta de un vehículo. Por ello, Morín y su esposa han empezado a vender patrimonio para pagar sus deudas.
