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¿Morir después de vencer?

Al contrario del Cid Campeador, que venció después de morir, a algunas cofradías de Sevilla puede sucederles lo contrario: que mueran de gloria...

el 15 sep 2009 / 01:04 h.

Al contrario del Cid Campeador, que venció después de morir, a algunas cofradías de Sevilla puede sucederles lo contrario: que mueran de gloria si siguen aferradas al pasado. La expresión sevillana de la Pasión ha llegado viva hasta aquí (igual que otras expresiones, como el flamenco) por su capacidad para adaptarse al devenir de la ciudad y de la sociedad; era ello lo que lograba el milagro de cambiar sin parecer que lo hacían. Y eso sucedía porque en las cofradías existía la necesidad de realizar su estación. Gremios, oficios, barrios o etnias eran ciudadanos si tenían una hermandad y si eran capaces de ponerla en la Catedral el día señalado.

Hoy eso sigue sucediendo a aquéllas con un gran peso social. Pongan las sillas, veladores y catenarias que quieran: El Cerro, el Tiro de Línea, San Benito, San Bernardo, San Gonzalo? o aquellas cuyas imágenes concitan devociones multitudinarias encontrarán el modo de adaptarse a lo que sea porque, en realidad, eso es lo que han hecho hasta ahora recorriendo parajes desolados, soportando que el paso de trenes cortara los tramos de nazarenos o superando las barreras humanas en las calles estrechas. Otras apenas responden ante nadie: no tienen gente, no tienen alma; sólo una foto color sepia. Han perdido la fuerza -vital o espiritual- que pone el desgarro del ay en la garganta y las cruces de guía en la puerta de la iglesia.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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