Economía

Morosos en el punto de mira

Las listas de morosos están engordando a pasos agigantados en el último año. Mientras que en 2007 había dos millones de personas en estos registros, la cifra se ha elevado un 25% en lo que llevamos de 2008. En cualquier caso, aparecer en uno de estos ficheros no es tan fácil como parece.

el 15 sep 2009 / 10:28 h.

Las listas de morosos están engordando a pasos agigantados en el último año. Mientras que en 2007 había dos millones de personas en estos registros, la cifra se ha elevado un 25% en lo que llevamos de 2008. En cualquier caso, aparecer en uno de estos ficheros no es tan fácil como parece.

Con la morosidad en la banca desbocada y los impagos al comercio duplicándose, las listas de morosos echan humo. El formar parte de una de ellas, llámese Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI), Asnef o Badexcug, se ha endurecido mucho después de la aprobación del nuevo reglamento de la Ley de Protección de Datos, que cambió el pasado diciembre.

De este modo, situaciones como las que se dieron en el pasado -en el que muchos se encontraron formando parte de estas listas por problemas, en la mayor parte de los casos, con empresas de telefonía que les mandaban recibos de servicios que ni habían contratado-, se verán en menos ocasiones.

El morosólogo Pere Brachfield asegura que, antes de pertenecer a uno de estos archivos, "hay que informar a la persona a través de un requerimiento con envío cualificado con acuse de recibo", un documento que la empresa o entidad que sufre el impago "debe guardar durante al menos tres años". Asimismo, para que alguien entre en la lista, deben haber pasado como mínimo 90 días desde la fecha del adeudamiento. Por otro lado, si alguien que está no cree que deba nada a la empresa que lo quiere meter en la lista e inicia un proceso arbitral, hasta que éste no se solucione no podría incluirse de nuevo su nombre en el fichero.

"Ahora mismo las listas del RAI, el más temido, han bajado, porque dentro de ellas no están registradas personas físicas, sino sólo jurídicas", asegura Brachfield, que añade que entrar en este archivo "en la práctica es complicado, porque sólo se aceptan letras, pagarés, cheques o efectos del comercio aceptados por una persona jurídica".

En el último año, las listas han aumentado "lógicamente". "Según mis datos, en 2007 había dos millones de residentes en España que estaban registrados en alguna de ellas, aunque los últimos de los que dispongo reflejan que esta cifra ha crecido hasta los 2,5 millones en lo que llevamos de 2008", indica el morosólogo. De cualquier modo, estos números no son muy superiores a los que se daban hace algo más de una década, ya que en 1996 había un total de 2,1 millones de deudores en este tipo de listados.

Tipos de deuda.

A lo que se debe enfrentar el moroso cuando decide no satisfacer su deuda es diferente dependiendo del caso. De este modo, no es lo mismo que alguien deje de pagar el sello del coche, la letra de la hipoteca o que una empresa deje de emitir pagarés, o los dé sin fondo, a las subcontratas. Es decir, del tipo de contrato del que deriva la morosidad.

En el caso del sello del coche, por ejemplo, al ser un impuesto, el deudor no entraría en una lista, sino que el Estado se encargaría de ver si alguna de sus cuentas puede hacer frente al pago. En el caso de las entidades financieras, "lo normal es que no metan a nadie en los registros hasta la tercera cuota impagada, por ejemplo, de la hipoteca", asegura Rocío Algeciras, miembro del gabinete jurídico de Facua. En el caso de subcontratas, no "suelen recurrir a estas listas".

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