José Mourinho sigue con su particular guerra. El técnico luso sigue viendo un trato de favor por parte de la Federación hacia el Barça. En la previa del partido contra el Hércules, las declaraciones del entrenador del Madrid se centraron más en la polémica, que en el partido ante los alicantinos.
Las quejas vienen tras conocer que los blancos jugarán ante el Atlético de Madrid en sábado tras hacerlo en Liga de Campeones el miércoles frente al Lyon, y comparándose con el Barcelona, que tras jugar este martes lo hace el domingo, afirmó que "quieren acabar con la Liga la próxima semana".
"No son las mismas reglas para todos. La competición no es abierta", recalcó Mourinho. El entrenador blanco "echó más leña al fuego" con respecto a un abrazo que se dio con Iker Casillas hace dos días. El luso cedía al deseo del guardameta blanco de no realizar una concentración para el derbi madrileño contra el Atlético de Madrid. Mou fue tajante: "Esto no es un premio y no es aplicable a toda la plantilla. Lo mismo es solamente Iker el que no va a la concentración y les ayudo a finalizar con el campeonato".
Al mismo tiempo, Mou se puso en el papel de víctima: "No puedo hablar porque cuando soy crítico salen todos los comités, el de árbitros, antiviolencia. No puedo hablar mucho". El portugués aseguró que esta persecución no es nueva para él.
"Este debate en relación al partido de Champions es un debate que no entiendo porque el año pasado pasó igual ante el Inter y hace dos años con el Chelsea y no se ha hablado tanto. No vale la pena comentar mucho", dijo.
El de Setúbal se refirió a la polémica expulsión de Van Persie ante el Barça en la Champions. Mostrando su ironía, se sorprendió de la expulsión del jugador holandés del Arsenal. También recordó lo que él vivió el año pasado con el Inter y los penaltis que pidió el Chelsea hace dos años, en su duelo con el equipo de Guardiola.
