Local

Mr. Spock tenía un plan

Juan José Ibarretxe Markuartu es de Llodio (Laudio, en euskera) y su localidad natal ha jugado un papel importante en su vida, a juzgar por cómo se presenta en su página web: "Soy de Laudio..."

el 15 sep 2009 / 23:21 h.

Juan José Ibarretxe Markuartu es de Llodio (Laudio, en euskera) y su localidad natal ha jugado un papel importante en su vida, a juzgar por cómo se presenta en su página web: "Soy de Laudio. Hijo de Prudencio y de María Dolores. Estoy casado y tengo dos hijas maravillosas: Eneritz y Miren Nekane. Como ya he dicho, soy de Laudio ". Una de las fiestas más importantes de Llodio es el carnaval, un carnaval urbano pero que ha conservado alguna tradición del pasado rural del municipio. Es el caso del personaje de la bruja de Leziaga.

La leyenda dice de ella que vivía en la cueva de Leziaga, donde se peinaba los cabellos con peines de oro y atraía con sus hermosas canciones a los pastores llodianos que se acercaban a la cueva. Aunque a Juan José Ibarretxe sus cabellos le dan poco juego, sus palabras causan en sus simpatizantes los mismos efectos que las de la bruja en los pastores. En los mítines le aplauden, le gritan, se emocionan, se conmueven y hasta lloran. "Lehendakari, se nota que crees de verdad en lo que dices y eso, en un político, es lo más importante", le comenta Martín en su videoblog de campaña.

En los carnavales de Llodio, las comparsas pasean a un muñeco que representa a la bruja de Leziaga y en el acto final la condenan a morir en el fuego. Ibarretxe no irá a la hoguera tras las elecciones de esta noche, pero los sondeos alejan al tripartito más que nunca de la mayoría absoluta. Y eso también quema.

Ibarretxe está a punto de cumplir los 52 años y ha sido lehendakari, siempre al frente de gobiernos de coalición, diez de ellos. Comenzó en política como militante del PNV en el 79, pero no tuvo su primer cargo hasta 1983. Fue alcalde de Llodio -"un pueblo encerrado entre montañas"-, tarea que compaginó durante años con su presencia en las Juntas Generales de Álava y en el Parlamento vasco.

Dos años después de su acceso a la Cámara regional, fue nombrado presidente de la Comisión de Economía y Presupuestos, responsabilidad que desempeñó hasta que, en 1995, el lehendakari José Antonio Ardanza le nombró vicelehendakari de su gobierno y consejero de Hacienda y Administración Pública. Gracias a su éxito como negociador en la renovación del Concierto Económico vasco y al apoyo de Xabier Arzalluz, fue designado candidato a la Presidencia del Gobierno vasco en 1998 y en enero de 1999, poco después de que ETA declarase una tregua "total e indefinida", se convirtió en el lehendakari más joven de la democracia (41 años).

A Juan José Ibarretxe su abuelo le decía que "si le das tu palabra a alguien, cúmplela. Porque de modo contrario nadie creerá tus compromisos". El nieto Ibarretxe se lo tomó al pie de la letra y desde que llegó a Ajuria Enea se comprometió con un discurso soberanista, que ha rebasado a todas luces el marco estatutario y constitucional y del que no se ha distanciado en todos estos años. Diseñó un futuro para el País Vasco y le puso su nombre: El Plan Ibarretxe. Quiso camuflar como "pacto político" una propuesta que en realidad buscaba la libre asociación entre España y Euskadi, la autodeterminación.

Y se ve que el lehendakari no disfrazó bien su proyecto, porque el Congreso no se lo creyó. En la legislatura que ahora acaba volvió a intentarlo, esta vez con un referéndum de autodeterminación disfrazado de consulta popular sobre el derecho a decidir. En esta ocasión fue el Tribunal Constitucional el que no se lo creyó. Ése fue, junto con el juicio al que fue sometido el año pasado por reunirse con Batasuna, uno de los momentos más tensos de su carrera política. Aunque siempre ha condenado la violencia de ETA, ha sido muy criticado por explotar su nacionalismo hasta acercarse a posturas abertzales de partidos que más tarde han sido ilegalizados. Físicamente, más que a la bruja de Leziaga Ibarretxe se parece a Mr. Spock, el personaje medio humano-medio vulcano de Star Trek.

Pese a que Spock se proclama vulcano, sufre un conflicto interno entre la razón y la lógica de su mitad vulcana y la emoción y la intuición de su mitad humana. Ibarretxe, al que por cierto no le molesta nada que le comparen con Mr. Spock, no tiene tal conflicto. Es vasco y punto. Y ha querido ser más vasco que nadie insistiendo en un proyecto en el que sólo él, ni siquiera su partido, confía.

A Ibarretxe le gusta el fútbol, el frontón y su familia. Su canción favorita es Puente sobre aguas turbulentas, de Simon and Garfunkel, y su gran afición es el ciclismo. Dice Ibarretxe que mientras lo practica medita sobre los asuntos que tiene pendientes. Mañana, si los sondeos no engañaban y se confirma que soplan tiempos de cambio en el País Vasco, Mr. Spock tendrá mucho sobre lo que reflexionar sobre su bici.

  • 1