Cultura

Mucha música y poca vis cómica

Crítica de la obra 'Pluto' de Aristófanes, versión de Emilio Hernández. Se representa en el Lope de Vega. * *

el 06 feb 2015 / 20:07 h.

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  • Lugar: Lope de Vega, 4 de febrero
  • Obra: Pluto
  • Autor: Aristófanes
  • Versión: Emilio Hernández
  • Producción: Jesús Cimarro
  • Dirección: Magüi Mira
  • Interpretación: Javier Gurruchaga, Marisol Ayuso, Marcial Álvarez, Jorge Roelas, Ana Labordeta, Santi Celaya, Toni Misó, Cayetano Fernández
  • Calificación: Dos estrellas
  Imagen de la obra. / EFE Imagen de la obra. / EFE Una comedia clásica adaptada a nuestros tiempos con tintes espectaculares. Es la propuesta de esta nueva versión de la sátira de Aristófanes, que critica el poder del dinero y la corrupción política en la Grecia clásica democrática. Lo que generalmente entendemos por democracia griega es el modelo ateniense, donde la política estaba en manos del pueblo. Pero hay que matizar que los integrantes del pueblo que tenían voz y voto eran sólo los ciudadanos, cuyo colectivo excluía a mujeres, niños, extranjeros y esclavos, por lo que dista mucho de nuestro modelo de democracia, que gira en torno al sufragio universal. En ese sentido no resulta fácil actualizar la obra de Aristófanes hasta ejercer con ella una auténtica sátira de los males de nuestra democracia. Tal vez por eso Emilio Hernández centra su versión en la denuncia de la desigualdad y la reivindicación de un reparto más igualitario de las riquezas. Para ello recurre a un tratamiento panfletario de la historia. Pero la conclusión final es que el poder solo cambia de manos. De esa manera la crítica adquiere unos tintes filosóficos que no casan ni con el panfleto ni con el humor, que se elabora mediante una expresión gestual grandilocuente y una gama de onomatopeyas y alusiones sexuales tan burdas como zafias. La puesta en escena completa la dramaturgia con una serie de canciones que los actores y actrices interpretan en directo. Pero en su estreno en Mérida la base instrumental corría a cargo de una banda y un coro, y aquí el formato se ha reducido a un solo músico que toca el piano. Los actores y actrices nos brindan una interpretación aceptable pero poco brillante, con la excepción de Javier Gurruchaga, quien como era de esperar derrocha virtuosismo vocal. La dirección de Magüi Mira se centra en un juego de máscaras que, aunque original y divertido, no logra imprimir un ritmo ascendente. A la mayoría de las escenas les sobra tiempo. La vis cómica de los intérpretes brilla por su ausencia y el humor abusa de los saltitos con los que actores se mueven por el escenario para marcar las transiciones. Así, el resultado es una comedia que, aunque satírica, no alcanza ni la espectacularidad ni la comicidad que cabría esperar.

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