El corredor que fue empitonado en el encierro de ayer por uno de los toros de Jandilla ha fallecido en el Hospital de Navarra tras ser intervenido quirúrgicamente. Este corredor ha sido corneado en el tramo del Ayuntamiento y trasladado al centro sanitario por los servicios de urgencia, que ya desde el primer momento habían calificado su estado como "muy grave". Se trata de Daniel Jimeno Romero, de 27 años, un joven natural de Alcalá de Henares (Madrid) a quien se le está practicando la autopsia.
El herido pasó directamente al quirófano para ser intervenido quirúrgicamente de sus lesiones aunque, al término de la operación, se informó de que su estado era "crítico" y pocos minutos después se anunció su fallecimiento.
Peligroso encierroUn toro rezagado ha creado momentos de gran tensión y peligro en el cuarto encierro de los Sanfermines 2009, que ha alargado su duración hasta casi los cuatro minutos y medio al negarse a seguir su camino, dejando varios corredores heridos por asta.
La carrera ha resultado ser hasta ahora la más larga y complicada de las fiestas, cumpliendo así los astados de la ganadería extremeña de Jandilla su fama de peligrosos al ser los protagonistas del mayor número de corneados en un solo encierro, con ocho empitonados.
Los tres cánticos para pedir protección al santo dieron paso al cohete que anunció la apertura del portal de los corrales de Santo Domingo, desde donde, a las ocho en punto, salieron los seis astados precedidos de los cabestros.
Nada más recorrer los primeros metros, un toro colorado de nombre "Capuchino" tomó la cabeza del grupo, que completó este tramo a gran velocidad y sin apenas contratiempos para los corredores hasta que, al llegar a la plaza del Ayuntamiento, el burel adelantado arrolló a tres mozos ante el vallado de la parte derecha, uno de los cuales fue corneado en el cuello.
Mientras el resto de la manada prosiguió su camino por la calle Mercaderes, de forma estirada pero sin llegar a fragmentarse, el toro colorado quedó definitivamente rezagado y sembró el pánico al comenzar a embestir a los corredores.
La curva de Estafeta fue salvada por los animales con un ligero roce contra el vallado, sin llegar a chocar, y enfiló este tramo en hilera si bien a mitad de calle formaron dos grupos, con cuatro cabestros y cuatro toros en primer lugar, seguidos a poca distancia por un burel negro y el sexto mucho más atrás.
Los metros de diferencia entre los toros han permitido el lucimiento ante las astas por parte de los mozos, uno de los cuales fue alcanzado por uno de los bureles negros que resbaló y al levantarse se topó con él.
Para entonces "Capuchino" ya había perdido definitivamente la referencia de la manada y de nuevo creó en este tramo complicaciones que se hicieron mayores al llegar a Telefónica y al callejón de acceso a la plaza, donde se paró en repetidas ocasiones, embistió hacia los mozos, que se refugiaban en el vallado, e incluso llegó a volverse sobre sus pasos. En este punto, el toro se cebó en uno de los corredores, a quien volteó y finalmente le alcanzó con el cuerno cuando ya estaba caído en el suelo.
El esfuerzo de los mozos para tirar del rezagado a punta de periódico y de los pastores con sus varas hizo que, muy poco a poco, el morlaco se fuera acercando a la plaza, donde la tarea de los dobladores fue hoy más intensa que en las jornadas anteriores ante la tendencia de los animales a entretenerse en la arena.
Los cinco toros negros que abrían la carrera se abrieron a la derecha antes de entrar en chiqueros, hacia donde también fue conducido el rezagado por los dobladores a punta de capote.