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Muere Santiago Carrillo

el 18 sep 2012 / 16:09 h.

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  • Santiago Carrillo cerró ayer un capítulo de la historia de España. El histórico dirigente del Partido Comunista de España (PCE) falleció en Madrid, a los 97 años de edad, a causa de una insuficiencia cardíaca. La capilla ardiente se instalará en el Auditorio Marcelino Camacho de CCOO en Madrid -donde se le podrá dar el último adiós desde las 10.00 hasta las 21.00 horas- y, tras ser incinerado en el cementerio de la Almudena, la familia se trasladará mañana a Gijón para esparcir sus cenizas en el Cantábrico, tal y como quería el exdirigente comunista.

    El nombre de Santiago Carrillo va irremisiblemente unido a la Transición española, y así se encargaron de recordarlo quienes evocaron su figura. Entre ellos, los Reyes, que se acercaron hasta el domicilio familiar para dar el pésame a su familia. A su salida, el Rey destacó el papel del exdirigente tras la muerte de Franco. "Una persona fundamental para la Transición y la Democracia y muy querido", se limitó a señalar.

    Entre las muestras de condolencias, la del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que le destacó como una "personalidad fundamental" en la reciente historia de España y ensalzó su contribución a la convivencia sin renunciar a sus "profundas convicciones". Desde el Parlamento, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, trasladó el "agradecimiento" por su papel "clave" para la construcción de la "modélica" Transición, que se basó "en la convivencia".

    A esta contribución rindió un espontáneo homenaje el Congreso, con una cerrada ovación de los diputados puestos en pie para recordar su figura. "Con actitud conciliadora y abierta y su sentido de Estado, Santiago Carrillo contribuyó desde su ideología, de forma determinante, en el proceso de Transición y con ello al éxito de la democracia parlamentaria que representamos", indicó el presidente del Congreso, Jesús Posada.

    Todos los colores políticos reconocieron la aportación de Carrillo. Y los sindicatos. Francisco Lezcano, portavoz de CCOO, resaltó que "la sociedad democrática en la que vivimos no hubiera sido posible sin él", "uno de los grandes personajes de la historia reciente" de España y una figura "imprescindible para entender los grandes acontecimientos del siglo XX". Desde UGT, se detuvieron en enaltecer su papel como "político histórico, siempre comprometido con la defensa de los derechos sociales y laborales".

    Santiago Carrillo Solares nació en Gijón (Asturias) el 18 de enero de 1915, donde pasó buena parte de su infancia. A los nueve años, se trasladó a Madrid junto a su familia cuando su padre fue nombrado dirigente nacional de PSOE y UGT. En 1930, comenzó a colaborar en la publicación El Socialista y llegó a codearse con periodistas como Víctor de la Serna (Informaciones) o Wenceslao Fernández Flórez (ABC). Con la llegada de la Segunda República se encuadró en la minoría revolucionaria del Partido Socialista y en 1934 fue nombrado secretario de las Juventudes Socialistas.

    Ese año empezó a colaborar estrechamente con el líder revolucionario del PSOE Largo Caballero y participó en la Revolución de 1934. Por ello, fue detenido y no saldría de la cárcel hasta 1936, después de la victoria electoral del Frente Popular, que formó el último Gobierno democrático de la Segunda República, frustrado por la sublevación militar del general Francisco Franco.

    En la cárcel se distanció de Largo Caballero, al considerarlo demasiado moderado para sus ideas. Ya en libertad, los representantes de la Internacional Comunista le propusieron viajar a Moscú para negociar la unificación de Juventudes Comunistas y Juventudes Socialistas. Allí quedó deslumbrado por el auge de la Revolución Bolchevique y volvió a España al frente de las Juventudes Socialistas Unificadas.

    Durante la Guerra Civil, Carrillo abandonó el PSOE y se afilió al PCE después de que el Gobierno republicano dejase Madrid ante la presión del ejército nacional. Acto seguido, fue nombrado consejero de Orden Público por la Junta de Defensa de la capital, establecida como medida de urgencia para cubrir el vacío de poder en la ciudad y diseñar su escudo frente al enemigo.

    Para evitar que el ejército de Franco ampliase sus efectivos, la Junta de Defensa decidió evacuar a los presos de las cárceles madrileñas y a todos aquellos civiles y militares afines a los nacionales. Con este fin, en noviembre de 1936 partieron de Madrid los primeros convoyes, pero varios autobuses fueron desviados de su camino. Diversos miembros del ejército republicano desalojaron los autobuses y fusilaron a sus pasajeros en Paracuellos del Jarama (Madrid). Santiago Carrillo siempre negó su participación o responsabilidad en los hechos, aunque desde la derecha se le acusó de haber amparado o permitido los fusilamientos.

    En 1939, Carrillo se refugió en Francia después de la victoria de Franco y desde el exilio encabezó la lucha contra el régimen, convirtiendo al PCE en una de las formaciones políticas más beligerantes contra la dictadura. En 1960, sucedió a Dolores Ibárruri, Pasionaria, como secretario general del PCE. En 1976, meses después de la muerte de Franco, regresó a España de manera clandestina para forzar al Gobierno de Adolfo Suárez a negociar la legalización del PCE.

    En abril de 1977, Suárez legalizó el Partido Comunista y poco después Carrillo fue elegido diputado por Madrid en las primeras elecciones democráticas. Fue reelegido en 1979 y 1982 pero, tras problemas internos en el PCE y los malos resultados electorales, abandonó la Secretaría General y fue sustituido por Gerardo Iglesias, con quien mantuvo disputas que terminaron con la expulsión de Carrillo en 1985. Un año más tarde, fundó el Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, que no logró buenos resultados y terminó integrándose en el Partido Socialista.

    Carrillo abandonó la política activa y se dedicó a escribir, dar conferencias y participar en programas radiofónicos hasta el final de su vida. En 2005, fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid. En 2008, participó en el doble documental Últimos testigos: Fraga Iribarne-Carrillo, comunista (2008), dirigido por Manuel Martín Cuenca y José Luis López-Linares. Con motivo de su estreno en 2009, Carrillo aseguró que la película era una "muestra de sinceridad" sobre su vida y la historia de España porque no tenía "nada que ocultar".

    Entre sus obras como escritor, destacan Después de Franco, ¿qué? (1965); Memorias (1993); La Segunda República. Recuerdos y reflexiones (1999); La crispación en España. De la Guerra Civil a nuestros días (2008), y Dolores Ibárruri. Pasionaria, una fuerza de la naturaleza (2008), entre otros.

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