El mundo del golf despide con enorme tristeza al español Severiano Ballesteros, uno de sus más grandes e históricos jugadores, con un palmarés repleto de récords, títulos y éxitos, y con el que este deporte dio un nuevo impulso. La familia de Severiano Ballesteros ha difundido un comunicado en el que confirma su fallecimiento "en su casa de Pedreña a las 02:10 horas consecuencia de una insuficiencia respiratoria". En los dos últimos años y medio había luchado contra un tumoer cerebral.
La familia ha agradecido las muestras de apoyo y cariño recibidas desde que el golfista ingresó el 5 de octubre de 2008 en el Hospital Universitario la Paz de Madrid, según un comunicado colgado en la página web del deportista .
"La familia agradece todas las muestras de apoyo y cariño que se vienen recibiendo desde que Seve ingresó el 6 de octubre de 2008 en el Hospital Universitario la Paz de Madrid", añade la nota, y concluye. "Al mismo tiempo ruegan respeto a la intimidad en momentos tan dolorosos".
El golf pierde a uno de sus números uno de la década de los 80 y uno de los jugadores modernos del Viejo Continente más laureado en los majors, sólo superado por el inglés Nick Faldo, con seis grandes, y como el que mayor número de triunfos posee en el Circuito Europeo, rozando el medio centenar, la última en 1995, en un Open de España, para un total de 87 conquistas.
"Con Ballesteros se produjo la génesis del golf moderno, hizo que la bola hablase", aseguró durante la presentación de la autobiografía del cántabro el periodista Michael Robinson, nacido en Reino Unido, un país que siempre profesó desde todos sus niveles una admiración inconmensurable por Seve.
Seguramente, porque el de Pedreña, que descartó el duro mundo de las traineras donde su padre Baldomero era una figura destacada, firmó en las Islas actuaciones memorables, como sus tres Abiertos Británicos (1979, 1984 y 1988), o sus gestas en la Ryder Cup, un torneo muy apreciado por los británicos.
Por eso también decidió allí, en Carnoustie (Escocia) 2007, en la edición del British en la que Sergio García estuvo muy cerca de heredar su victoria y en el recorrido donde jugó su primero Abierto Británico con 18 años, anunciar que dejaba el golf, "la decisión más difícil" de su vida, meses después de haber intentado la aventura del Champions Tour, el circuito americano para veteranos porque tenía ganas de "seguir luchando".
Una lucha iniciada desde pequeño, impulsado por su tío Ramón Sota, destacado jugador de la década de los 60 y principal baluarte familiar del golf, y apoyado por unas cualidades innatas. Explotó a mediados de los 70, cuando el juego era cosa de anglosajones, y en 1976 deslumbró en el Royal Birkdale, liderando el major británico durante tres días, pero finalizando segundo empatado con un mito como Arnold Palmer.
Ahí, empezó su idilio con el British, que no culminó hasta tres años después cuando lo conquistó siendo el más joven hasta ese momento en hacerlo y cuando ya estaba consagrado en el Viejo Continente, con tres de sus seis Orden de Mérito en su haber (1976-77-78).
Un año más tarde amplió su palmarés con su primera chaqueta verde en Augusta, el primer europeo en enfundarse esa prenda, que se volvería a vestir en 1983, cuando ya era considerado por muchos como el número uno. Sin embargo, España apenas conocía la figura de este cántabro que tardó en encontrar el reconocimiento de su país para su persona y el golf. En 1984 y en 1988 sumó los otros dos Abiertos Británicos y en 1989 recibió el Premio Príncipe de Asturias del Deporte.
Seve también fue uno de los grandes líderes de la Ryder Cup, torneo donde ostenta varios récords. Así, con Europa, es el cuarto jugador en haber jugador más partidos (37) y en haber ganado más puntos (22,5), con un porcentaje de victorias cercano al 60%. Con su liderazgo y presencia, Europa conquistó las ediciones de 1985, 1987, 1989 (les favoreció el empate) y 1995, y su historial en la competición le sirvió para ser capitán de la edición de 1997, que trajo al gaditano recorrido de Valderrama con victoria del Viejo Continente. Además, era el patrón de la candidatura de Madrid para la Ryder Cup 2018, cuya sede se elegía el próximo 17 de mayo.
Y es que el de Pedreña trabajó siempre por intentar devolver al golf lo que éste le había dado. Con el deporte consolidado en España, y la aparición de nuevas figuras (Manuel Piñero, José María Cañizares o José María Olazabal), se dedicó a usar su prestigio y figura para extender el deporte por el territorio español. También creó el Seve Trophy, que imita el modelo de la Ryder con enfrentamientos entre europeos y británicos.
"Lo de ser un deporte elitista ya pasó a la historia. Es el tercer deporte de nuestro país y el que más dinero genera, está de modo y tiene un gran futuro. Debería ser el más apoyado porque es el que más dinero da, es una industria. Atrae turismo, divisas, ¿cuántas trae el fútbol?", subrayó Ballesteros en 2006.