Una monja de clausura de 80 años, perteneciente a la congregación Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada, falleció ayer en Jaén al incendiarse su celda del convento ubicado en pleno centro de la capital. El incendio se originó al prenderse la ropa de la mesa con una estufa y, posteriormente, el hábito de la religiosa, que falleció por asfixia como consecuencia del humo acumulado en su celda.
El suceso se produjo alrededor de las cuatro de la tarde y fueron las monjas las que sofocaran las llamas con aguas y mantas antes de que llegaran los bomberos, aunque nadie pudo salvar la vida de la Madre Gregoria, como era conocida en la congregación.
El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia y determinar las causas de la muerte, aunque el forense que levantó el cadáver junto al juez señaló que murió por asfixia, aunque también tenía importantes quemaduras en su cuerpo. Madre Gregoria padecía problemas de movilidad y profesó sus votos hace más de 40 años.
