El secuestro en Manila de 25 turistas en un autocar durante 12 horas concluyó ayer con la muerte de al menos ocho personas, incluido el secuestrador. En total y según fuentes oficiales, 17 de las 25 personas que, inicialmente, fueron secuestradas, sobrevivieron. Siete de los rehenes fallecieron por disparos y, al menos, uno resultó herido de gravedad.
La Policía identificó al secuestrador como Rolando Mendoza, de 55 años. Se trataba de un antiguo inspector policial, que fue apartado del cuerpo en 2008, tras verse implicado en un asunto de robo, extorsión y tráfico de drogas. Mendoza exigía que se le absolviera de los cargos que pesaban contra él y su readmisión en el cuerpo.
El secuestrador murió al ser alcanzado por un disparo en la cabeza efectuado por un tirador con un arma de precisión.
Los disparos se sucedieron después de que el secuestrador abriera fuego con su fusil, cuando una veintena de agentes, situados a ambos lados del vehículo, intentaban abrir las puertas a la fuerza y penetrar en su interior.
El suceso tuvo lugar cerca de la plaza Rizal, uno de los lugares más visitados de la capital filipina.
