Al menos siete policías murieron hoy y un número indeterminado resultaron heridos a causa de la explosión de una bomba en el valle de Swat, en el norte de Pakistán, donde el Ejército lanzó el pasado lunes una operación en la que ya han muerto cerca de un centenar de personas.
Según el canal privado "Geo TV", un grupo de insurgentes activó por control remoto un artefacto explosivo al paso de una patrulla policial la zona de Kabal, en la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP).
Varios testigos, citados por el canal "Dawn" elevaron a ocho el número de víctimas mortales.
En otro suceso, en el área de Matta Tehsil, una mujer perdió la vida y sus dos hijos resultaron heridos después de que un proyectil de mortero impactara contra su vivienda.
Además, supuestos talibanes secuestraron a un antiguo concejal de una pequeña localidad del valle de Swat y volaron con explosivos parte de un puente.
El toque de queda continúa impuesto en la mayor parte del valle, donde sigue abierta la operación de rastreo para capturar rebeldes.
Aunque el pasado mes de mayo el Gobierno firmó un acuerdo de paz con el grupo integrista Tehrik-e-Taliban, la zona ha continuado siendo escenario de combates y actos violentos.
Según un informe reciente del Gobierno de NWFP, los talibanes paquistaníes han destruido en las últimas semanas más de 60 escuelas femeninas y 17.000 niños no pueden ir a las escuelas, a lo que se añaden los continuos ataques a edificios oficiales, a políticos y a las fuerzas de seguridad.
En el noroeste de Pakistán, el Ejército mantiene continuos enfrentamientos con los talibanes locales, sobre todo en las conflictivas áreas tribales que bordean Afganistán.
