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Nadie escapa de la pizarra en Nervión (0-0)

El primer choque entre dos de los equipos que se autoproclaman candidatos a todo se saldó con un empate sin goles. Para el Sevilla, por aquello de jugar en casa, el punto sumado sabe a poco, aunque viendo el desarrollo del partido, de dominio alterno, mitiga un tanto ese sabor de boca. Foto: Paco Cazalla.

el 15 sep 2009 / 18:46 h.

El primer choque entre dos de los equipos que se autoproclaman candidatos a todo se saldó con un empate sin goles. Para el Sevilla, por aquello de jugar en casa, el punto sumado sabe a poco, aunque viendo el desarrollo del partido, de dominio alterno, mitiga un tanto ese sabor de boca.

En realidad, los de Manolo Jiménez llegaron tarde al campo; más de media hora, justo cuando Kanouté, con un remate de chilena, firmó la primera ocasión de gol de su equipo. Hasta entonces, el Sevilla brilló por su ausencia y sufrió mucho para frenar al eléctrico Mata y arrebatar el balón al Valencia. Cuando por fin lo hizo, se creció, pasó a dominar y disfrutó de ocasiones claras. Así hasta bien entrada la segunda parte, en la que ese dominio sólo se transformó en peligro cuando el partido entraba ya en el tiempo añadido. Por eso, decir que el empate es injusto quizá sería mucho decir. La derrota cosechada poco antes por el Villarreal había dejado vía libre para asaltar el tercer puesto de la clasificación, pero en esta Liga los empates sirven de poco o nada.

Ganar al Valencia esta temporada no va a ser nada fácil. Cualquier parecido entre este equipo y el que dirigió Ronald Koeman es pura coincidencia. Futbolistas importantes también tenía entonces, y muchos, pero ahora se sienten parte de un colectivo que trabaja sin descanso y donde los genios marcan las diferencias. Es el caso, por ejemplo, de Mata. Su duelo con Mosquera, de nuevo lateral, era esperado. El joven internacional creó problemas, tanto a él como a los centrales por su movilidad, pero no es menos cierto que, aun siendo el mejor de su equipo en la noche de ayer, acabó siendo engullido por la defensa. Como David Villa, fallón y desasistido. Y es que por mucho que ambos equipos frotaron la lámpara, los genios -Luis Fabiano y Kanouté incluidos- no aparecieron como se esperaba por el estadio Sánchez Pizjuán.

El Sevilla no se presentó hasta que Romaric y Luis Fabiano decidieron echarse el peso del juego a la espalda. Hasta entonces, el balón fue del Valencia y el protagonismo, de Mata, su hombre más peligroso y que a punto estuvo de marcar durante el letargo local. Jesús Navas y Adriano -Capel fue suplente- tuvieron que trabajar mucho para encontrar huecos por las continuas ayudas de Marchena y Fernandes a los laterales. Y fue Romaric, pidiendo el balón y creando grietas con sus pases, quien permitió superar el sistema defensivo. Luis Fabiano, con un disparo que se envenenó tras rozar en Alexis y sacó Renan milagrosamente; y el propio jugador cortamarfileño, enganchando un balón que se marchó junto a la escuadra, firmaron las únicas ocasiones del Sevilla en la primera parte.

En busca del gol. El dominio nervionense continuó tras el paso por los vestuarios. En su papel de local, el equipo de Jiménez se hizo dueño otra vez de la pelota, trató de encontrar los huecos y marcar ese gol que, viendo el desarrollo del partido, podía resultar casi determinante para lograr la victoria. Maresca ocupó el puesto de Duscher, que reapareció pero sólo jugó un tiempo; luego, Capel entró por Adriano; y casi al final del partido, cuando los dos equipos estaban pagando caro su esfuerzo físico, Romaric dejó su puesto a Renato. Los cambios no variaron mucho las cosas, fundamentalmente porque a medida que se acercaba el final del partido el respeto se hacía mayor. Pese a ello, David Villa, en una de sus escasísimas apariciones, reclamó un penalti de Squillaci en el minuto 84 -el francés no le derriba- y con ello pareció electrizar el último suspiro del choque. Maresca pudo marcar en el 91' tras una jugada en la que Alexis saca un remate de gol de Jesús Navas; y también el propio delantero asturiano, que remató al lateral de la red en el 92'. Definitivamente, la de ayer no era la noche de los genios.

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