Cultura

Natalia Millán: "Prefiero perder ante Lola Herrera a que me comparen con mediocres"

La actriz madrileña estará en el Lope de Vega hasta el domingo con el estreno de ‘Cinco horas con Mario’, obra basada en la novela de Miguel Delibes que ha interpretado durante casi tres décadas la actriz Lola Herrera, a la que Millán pidió la venia para encarnar el mítico papel de Carmen Sotillo.

el 14 oct 2010 / 19:28 h.

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-Todo un reto sustituir a Lola Herrera en Cinco horas con Mario, con tantos años de recorrido en el papel de Carmen Sotillo...

-Y lo afronto con muchísima humildad. Lola, además de una persona maravillosa, es una excelentísima actriz. Encima este personaje lo ha hecho durante tantos años que si pienso que lo quiero hacer, no mejor, sino igual que ella, me estrellaré. Pero doy lo mejor de mí sin ponerme el listón en Lola, porque estaría abocada al fracaso y al desánimo.

-¿Le dio algún consejo?

-Muchos. Nada más proponerme José Sámano el personaje, acepté inmediatamente y la llamé. Necesitaba que a ella le pareciera bien. Fue encantadora, estuvimos hablando mucho rato. Recuerdo que le dije: ‘No sé si estoy loca, pero no quiero perderme esta aventura'. Incluso si no fuera un éxito, no quiero perderme este viaje como actriz. Me dijo que ésa era la actitud que debía tener. Y luego me dio un consejo: que tuviera mucha confianza en el texto, porque en él está todo. Carmen ya vive en las palabras de Delibes.

-Delibes pidió para sustituir a Lola Herrera como Carmen Sotillo una chica "lo más mona posible, pero no de relumbrón". ¿Se siente cómoda en esa descripción?

-Yo me enteré de eso en las primeras ruedas de prensa que dimos. No lo sabía. Que me llamen mona no me importa nada; lo de que no sea actriz de relumbrón también me gustó, porque me fui al diccionario. Como es lógico, un académico de la lengua usa las palabras con exactitud absoluta. En el diccionario, en relumbrón, pone: "Dícese de aquel que aparenta lo que no tiene". Luego me encanta que se piense que no aparento lo que no tengo.

-¿Y teme las comparaciones?

-Sí, pero va a ser inevitable. Que me comparen con ella me gusta, aunque salga perdiendo. Creo que lo tremendo sería que me compararan con actrices mediocres, pero con doña Lola Herrera... aunque pierda, salgo ganando. Por otro lado, también es prueba de que se me permite acercarme a grandes personajes.

-¿Y está preparada para dedicarle años al papel, como ella?

-En este oficio, como en todos, no puede uno pensar en el largo plazo. Hay que vivir el día a día, sin marcarse metas. Sólo pensar en hacer hoy bien la función.

-La obra es mucho más que el retrato de una pareja...

-Es de toda una época. Es una de las cosas maravillosas de Miguel Delibes. A través del soliloquio de Carmen Sotillo va descubriendo una galería de personajes que forman el entramado de la sociedad de los 60, con la mentalidad imperante entonces. Y más todavía a través del lenguaje y la forma de pensar de Carmen y Mario.

-Un matrimonio con problemas de comunicación. Es un problema que se mantiene a pesar de las décadas.

-Yo me imagino que nadie es lo que desea cuando inicia una vida de pareja. ¿Por qué se llega a la incomunicación? No lo sé. Lo que está claro es que una pareja necesita regar el cariño y nunca pensar que ya sabes lo que el otro te va a decir. Creo que es el problema de Carmen y Mario. Llega un momento en el que no se escuchan.

-¿Se queda con algo de su personaje?

-Aparte de que cuando me desvelo por la noche me viene el texto a la cabeza, quiera o no quiera, me quedo con una de las frases finales del hijo de Carmen y Mario: "Todos somos buenos y malos. Es preferible reconocerlo así y desterrar la hipocresía".

-¿Tuvo que rechazar otras ofertas?

-La gira de Chicago y varias ofertas de televisión muy, muy interesantes. Pero he tenido que ser realista y darme cuenta de que esto necesita toda mi energía. A Cinco horas con Mario no se le pueden poner los cuernos.

-Usted no se encasilla. Lo mismo está en un internado que sobre las tablas.

-No me dejan encasillarme. A mí lo que me gusta es el teatro. Lo que siempre he hecho. Lo que pasa que la repercusión de tele no la tienen otros medios. He trabajado en cuatro series y en cerca de 30 obras de teatro, pero siempre suena más la cara televisiva.

-¿Le gustó el final de su personaje en El internado? Conoce el final de la serie [aún no se había estrenado]?

-A mí me mataron y ya no teníamos acceso a los capítulos siguientes. Y en los últimos episodios había mucho secretismo. Sobre mi muerte, la necesitaba. Me faltaba tiempo para Chicago, la serie, los ensayos de esto... Necesitaba unos días de descanso y gracias a morirme me pude ir una semanita de vacaciones.

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