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N'Diaye, lejos de su mejor forma

El centrocampista senegalés volvió a ‘casa’ de manera discreta en un Betis que sigue sin carburar pese a su presencia sobre el terreno de juego.

el 15 sep 2014 / 09:22 h.

diaye - edd_opt N'Diaye no cuajó una buena actuación en el regreso a Heliópolis. Foto: Inma Flores. Alfred N’Diaye volvió a saltar de inicio al césped de un Villamarín expectante por su titularidad y que acabó, nuevamente, hastiado por la imagen mostrada por el conjunto del equipo. El crédito que N’Diaye tiene ganado del pasado año debía ayudar para mejorar la tan proclamada sinergia entre el equipo y la afición verdiblanca para que el grupo, que entrena Julio Velázquez, abandonara la tonalidad oscura de su juego y ofreciera mejores síntomas con el balón. No lo consiguió. Fue recibido con una ovación comparable a la que reciben Rubén Castro o Jorge Molina cuando son nombrados por la megafonía. Arrancando, también, aplausos en cada acción inicial donde intervino. De la misma manera, sin embargo, reflejó que todavía anda lejos de su mejor estado de forma físico, al igual que en el aspecto de adaptación al enigmático sistema del equipo. Anduvo un tanto desubicado, sobre todo en los compases iniciales. No obstante, el internacional senegalés ofreció buenas ayudas y coberturas tanto a los centrales, en la salida y entrega de balón, como  a los laterales e interiores. Eso sí, demasiado atento transitó a su espalda, lo que le obligaba a quedarse rezagado cuando el esférico rodaba en campo visitante. Como consecuencia, provocaba  cierto espacio entre líneas partiendo en dos al equipo en transición ofensiva. A merced de alguna peligrosa pérdida. Conforme fueron pasaron los minutos, ganó en orientación y presencia sobre el césped, no sólo en labores defensivas sino también en ataque. Algo que el Betis agradeció, pese a que el juego –en muchos tramos- volvió a enfadar a los aficionados. Pues las ráfagas de fútbol llevaban el nombre de Lolo Reyes, hasta su lesión. Las ganas del parisino volvieron a estar presentes hasta diluirse durante la segunda mitad. La entrega sobre el campo, actitud valorada en Heliópolis, debe seguir teniendo continuidad a pesar del resultado. Ya que, a falta de recorrer el camino propio de una pretemporada, sólo con su presencia en muchos lances sirvió para volver a palpar esa empatía que él tiene con el aficionado. Una sinergia -como diría Velázquez-, eclipsada por la derrota y el lógico descontento de la afición, que despidió al equipo con silbidos. La vuelta de N’Diaye quedó empañada, y su conexión, por ahora, insuficiente.

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