La declaración de los dirigentes políticos de PSOE y PP en Andalucía llamando a celebrar una campaña "limpia" y de debate "sereno" se convirtió, en apenas 24 horas, en papel mojado. Restan 52 días para el 9 de marzo pero el tono que adquirió ayer la precampaña era ya de recta final.
La protagonista del día en Andalucía, la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, fue también reina en la política nacional. La popular visitó el martes Málaga y en un mitin pidió acabar con los "cacique socialistas" en Andalucía y sacar a la región "del conformismo, el clientelismo y el adocenamiento al que ha conducido un cuarto de siglo de Gobierno socialista".
Provocó que todos los dirigentes socialistas salieran en tromba. El presidente de la Junta, Manuel Chaves, acusó a Aguirre de romper el "compromiso" de una "campaña limpia" y de "insultar" a los andaluces. "Fuerte", "lamentable" y "absolutamente rechazable", advirtió.
Con más dureza se empleó el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, quien en rueda de prensa en sede institucional, no dudó en arremeter contra "la marquesa" -como se refirió a Aguirre-. "Podía haberse limitado a decir que le parece muy mal que en Andalucía gobiernen los plebeyos y no gente de su alcurnia", señaló Zarrías. "Ella es marquesa y muy rica", agregó. Aprovechó para arremeter contra el líder del PP andaluz, Javier Arenas, al que acusó -como presidente del comité electoral- de ser el responsable de "dar la puntilla" a Alberto Ruíz Gallardón.
Arenas lamentó que el PSOE "esté todo el día criticando al PP" y no acepte "ni un pequeño arañacito". Las críticas de Aguirre, advirtió, son para el PSOE pero "no para los andaluces".
