Menú
Local

Ni me llaman ni me escriben

Meses después de haber recibido sus pisos en bloques nuevos, vecinos de San Jerónimo y Los Bermejales siguen esperando a que el Ayuntamiento rotule sus calles, condición para que vaya el cartero a repartir. Buenas noticias para los primeros: todo se arreglará de aquí a 30 días.

el 15 sep 2009 / 00:25 h.

TAGS:

Meses después de haber recibido sus pisos en bloques nuevos, vecinos de San Jerónimo y Los Bermejales siguen esperando a que el Ayuntamiento rotule sus calles, condición para que vaya el cartero a repartir. Buenas noticias para los primeros: todo se arreglará de aquí a 30 días. Los otros deberán esperar.

Cualquiera que pase por Residencial Palmera (los bloques de lujo que han levantado frente a la clínica Fremap que hay junto a Bellavista) podría pensar que la calle no se llama Finlandia sino Se Vende, que es el rótulo más abundante en el lugar, acaso el único. Nada que ver con las nuevas VPO de San Jerónimo, donde, a falta de azulejos oficiales que digan dónde está uno, los vecinos han trincado la brocha y pintado a mano los nombres de las calles con letras de más de medio metro de alto cada una.

Pues ni en un sitio ni en otro reciben cartas. El protocolo de reparto de Correos exige que las vías públicas tengan puesto su nombre de mano de operarios municipales, o sea, según el procedimiento administrativo y como todas las demás. Resultado: que el vecindario está que trina de tanto ir a la estafeta y de que le echen tan poca cuenta.

Pasando el campo del Betis, la situación no es tan grave aunque sus 250 familias se suban por las paredes, ahora que no hay rótulos que romper: apenas llevan dos meses viviendo allí y la urbanización no está ni mucho menos acabada de construir: aquello es prácticamente un cajón de obras, con las grúas sobrevolando los edificios y los albañiles encaramados en los andamios, razón por la que aún no han sido bautizadas oficialmente.

Poco les importará a los inquilinos este detalle si cada día tienen que acercarse a la oficina de Correos de la Raza a "rebuscar en un cajón donde están todas las cartas de la zona", explicaba el paisano Diego García, afincado en la calle Finlandia, sin nombre. Lo mismo sucede en las denominadas Suecia y Hungría, que van a tardar más en incorporarse al callejero de Sevilla que a la UE.

La situación en San Jerónimo se antoja más complicada. Empezando por los propios nombres de las calles, que parecen de los cacharritos y barracones de la Feria: Traviesa, Tren de Shangai y La Cantina de Agustina. ¿Sería por eso que no los querían poner? Pues no: había que aprobar en Pleno la colocación de los azulejos, y ya está aprobado. Ayer tarde, responsables de la Gerencia de Urbanismo se comprometían a tener rotuladas estas tres calles en 20 días, 30 todo lo más.

Esto va a ser un respiro para sus 90 vecinos, caso de José Rincón, jubilado, cuyos zapatos se saben de memoria el camino a la estafeta de la Cruz Roja, la que les toca a ellos. Según contaba ayer, allí hay muchas criaturas que, por tratarse de VPO habitadas desde hará un año, todavía están pendientes de recibir cartas importantes, como los avisos de las subvenciones y otros por el estilo, que como se dejen pasar se les va la fecha y a ver qué se hace entonces y de quién es la culpa. "Y mientras tanto, el cartero -la cartera, porque es una muchacha-, pasando todos los días por ahí, por la esquina." Su calle se llama Traviesa. Se ve que Emvisesa no da puntada sin hilo.

  • 1