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Ni una prórroga más a las setas

El alcalde se niega a aceptar otro retraso del proyecto de la Encarnación

el 03 ene 2011 / 18:33 h.

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Vista de los trabajos en la plaza de la Encarnación desde la parte alta de uno de los parasoles.
La empresa que levanta el proyecto Metropol Parasol de la Encarnación, Sacyr, tiene derecho a pedir la prórroga que ha solicitado para concluir las famosas setas en marzo y no el 31 de diciembre como estaba previsto, pero éste será el último plazo que le concede el Ayuntamiento. Así lo ha anunciado el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, quien señala que son los propios servicios jurídicos municipales los que advierten de esta cuestión, con lo que si hay un nuevo retraso, "que no se va a dar", la conclusión sería que "las sanciones serían automáticas e inmediatas".

Monteseirín aseguró que Sacyr "está en su derecho" de pedir esta prórroga, y que así lo ha reconocido un informe jurídico municipal, porque los argumentos esgrimidos se consideran causa de fuerza mayor ajena a la propia empresa. Sacyr ha alegado que las inclemencias climatológicas en el norte de Europa -la madera de las setas viene de Finlandia- y la huelga del transporte por carretera han impedido que le llegue la madera necesaria. Esta circunstancia ha frenado el ritmo de construcción.

La posibilidad de esta moratoria se recoge tanto en el pliego de condiciones del proyecto como en la propia Ley de Contratos, de ahí que el Ayuntamiento haya finalmente aceptado. "Pero es la última", apostilló el alcalde, "en el futuro no pueden plantear otra".

Con respecto a las sanciones que acarrearía un nuevo incumplimiento, señaló que éstas "llegan cuando jurídicamente están establecidas, no quedan a la discrecionalidad del que gobierna". "El proyecto tiene sus reglas del juego y hay que aplicar el interés general", que en este caso coincide con que "lo más importante es acabar" las obras para ir abriendo por partes el Metropol Parasol, del que desde diciembre "se puede disfrutar parcialmente con el nuevo mercado".

No es la primera vez que el alcalde amenaza con llevar a Sacyr ante los tribunales. Ya en agosto, Monteseirín avisó a la constructora de que la fecha límite era el 31 de diciembre e incluso aseguró que era "exigible por nuestra parte, y en eso vamos a volcarnos".

Sin embargo, la Gerencia de Urbanismo confirmó hace días que iba a conceder una nueva moratoria hasta el 31 de marzo, por lo que no se iba a exigir ningún tipo de indemnización a la constructora. El delegado de Urbanismo, Manuel Rey, aludió a que hay motivos suficientes para conceder el nuevo plazo sin ni siquiera solicitar una compensación económica.

Éste es el último retraso de un proyecto que debería haberse concluido hace más de tres años y que ha supuesto 38 millones más de lo previsto inicialmente, ya que será complicado que se acepte otra ampliación del plazo, aunque "no imposible", porque tendría que estar "sustentado en una causa de fuerza mayor".

Y de imprevistos sabe mucho este proyecto, cuya cimentación se empezó a ejecutar basándose en los cálculos del proyecto inicial, no del definitivo. Por eso la ingeniería Ove Arup, contratada por el arquitecto alemán Jürgen Mayer, concluyó en mayo de 2007 que la estructura no era realizable.

Finalmente, dos años después, se encontró la fórmula para levantar los parasoles sin que sufriera la cimentación por el exceso de peso: unir las maderas con barras encoladas con una resina especialmente diseñada.

El pasado 19 de diciembre, se inauguró por fin el nuevo mercado bajo las setas, para alegría de unos placeros que aguantaron 37 años de provisionalidad. Para llegar a eso, el alcalde apostó fuerte por el proyecto y en el Pleno del 15 de julio, su voto de calidad sacó adelante una propuesta para seguir con la obra, pese al informe contrario del Consejo Consultivo, que rechazó el segundo modificado del proyecto (el coste se disparó de 51,2 a 89,7 millones de euros). El Ayuntamiento tendrá, además, que pactar con Sacyr los gastos extras.

El mes pasado, cuando se terminó el parasol más cercano a Puente y Pellón, se conoció que la pasarela sobre la calle Imagen no se podrá transitar y que el mirador más alto no tiene ascensor, unos recortes que restan aún más a un proyecto polémico donde los haya.

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