El abogado del hombre acusado de abusar sexualmente de una menor durante una década en la ciudad de Dos Hermanas, Fernando Parra Peláez, aseguró ayer que no existen "pruebas suficientes para inculpar" a su cliente, A.C.M. Por contra, la Fiscalía reclama una pena de 11 años de prisión para el procesado por los hechos.
En declaraciones a los periodistas a las puertas de la Audiencia Provincial, donde se celebró una vista oral a puerta cerrada sobre los hechos, el abogado defensor añadió que en el informe pericial se recoge que el inculpado "no presenta síntomas de ser un hombre que ha abusado de una menor", por lo que manifestó que su defendido es "totalmente inocente".
Asimismo, explicó que de las interpretaciones periciales se desprende también que A.C.M. "vive en un entorno familiar normal y corriente", por lo que añadió que "nadie podía sospechar que fuera cierto" el delito que se le imputa. En este sentido, Peláez, que no quiso adelantar más datos sobre el juicio hasta que mañana se esclarezcan las conclusiones, indicó que intentarán convencer a la sala de que su cliente es inocente porque está "convencido de que lo es".
Por otra parte, el letrado apuntó que su defendido se encuentra anímicamente "fatal", ya que "sea verdad o mentira, el daño está hecho aunque después se pueda demostrar su inocencia".
Por otro lado, el fiscal defiende en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, que desde que la menor tenía tres o cuatro años el procesado supuestamente abusó de ella y prolongó presuntamente sus abusos durante todo un decenio. La víctima es hoy día una joven de 23 años que decidió denunciar los hechos cuando contaba con 20.
"Habitual". El inculpado tenía relación con la víctima desde que su esposa, "a quien la pequeña quería como una madre", cuidaba a la niña cuando sus padres trabajaban. El fiscal agrega que los supuestos abusos se producían de "forma habitual" en el domicilio del procesado, en Dos Hermanas, donde la denunciante acudía con frecuencia, pernoctando incluso los fines de semana.
La menor dormía en aquella vivienda en una habitación al lado del matrimonio, adonde el acusado acudía con "ánimo libidinoso" -prosigue el fiscal- para cometer los presuntos abusos.
Según éste, la niña se tomaba todo aquello "como algo normal", pues el procesado le comentaba que "cada hombre tenía un niño para él", que "lo hacía para enseñarla y prepararla para cuando fuera mayor" y que "no le contara nada a nadie". En otras ocasiones, A.C.M. le mostraba supuestamente películas porno.
