Cultura

¡Nina, quiero cantar!

Operación Triunfo llega a Sevilla en busca de futuras promesas.

el 17 jun 2010 / 19:27 h.

En torno a las siete de la mañana, en el hotel Abba Triana de Sevilla, una larga cola por posibles futuros artistas se formaba en su parte posterior, junto al río, esperando para demostrar ante un jurado sus cualidades y valía para cantar.

Muchos cargaban enfundadas en sus espaladas sus guitarras que no tardarían en tocar para hacer la espera más llevadera. Otros se servían de sus cajas flamencas y los demás instrumentos: voces y manos.

Los únicos requisitos que se necesitan: ser mayor de 16 años y, como principal, cantar bien. Aunque, como en todo casting estaban los típicos graciosillos que se presentan para dar el cante y tener en televisión un minuto de gloria.

Esta larga fila, aunque no tanto como otros años, albergaba cientos de grandes voces que de cuarenta en cuarenta iban desfilando desde las nueve de la mañana para enfrentarse al siempre temido jurado con Noemí Galera a la cabeza.

El equipo de organización resultó bastante estricto. No podía presentarse nadie que no acudiera con un documento que lo identificara, rellenar un largo muestrario y con una letra clara, si querían que los llamasen en el caso de que fueran seleccionados, y entrar en el más silencioso de los silencios para no molestar a los demás participantes que estaban cantando. Con estas palabras una de las organizadoras con un altavoz iba llamando a los candidatos para que entrasen en la sala.

Este año no se veían ni sonrisas ni llantos a la salida de la prueba porque en esta octava edición de Operación Triunfo el casting funciona de otra manera. Los afortunados que sean seleccionados para acudir a la siguiente fase serán llamados por teléfono a principios de julio.

Pero sí había quienes han salido descontentos por su actuación porque los nervios han podido con ellos o por la actitud del jurado, porque como comentaba un aspirante: "no me ha dado tiempo a decirle hola, solo canta".

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