Economía

«No critiquemos al empresario que tenemos, fabriquemos más»

El Catedrático de Economía Aplicada considera que la debilidad empresarial de Andalucía no es culpa de los empresarios, sino de la falta de espíritu emprendedor de una sociedad pasiva.

el 06 mar 2011 / 19:20 h.

El profesor Guzmán, en la Facultad de Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla.

-Cuando se agudizó la crisis se habló de refundar el capitalismo. ¿Qué queda de esta idea?
-Nada. Ni se abordaron los problemas en profundidad ni se terminan de regular los mercados financieros. Es lamentable que en el siglo XXI vivamos igual que en la época feudal. Unos cuantos manejan los hilos de la humanidad.

-¿Caeremos por tanto en los mismos errores?
-Estoy convencido de que sí. De la crisis saldremos a partir del segundo semestre, aunque los cimientos del problema no se han cambiado y se dan todas las condiciones para que, otra vez, se inicie una burbuja financiera que dentro de equis tiempo volverá a cimbrear todo el sistema.

-¿Cómo cortar la raíz?
-A través de la regulación. Esa ideología económica de la desregulación, dejar a los mercados financieros sin ningún tipo de control, ocasionó toda una burbuja que afectó no sólo a los mercados financieros, a los pudientes, también a las entidades financieras, las que suministran crédito a las pymes y a los ciudadanos. Cerrar el crédito a las pymes supuso cerrar el grifo del empleo.

-Filosofía económica...
-Y que hace mucha falta. Los economistas de prestigio, en mi opinión pseudo economistas porque no arreglan nada, se mueven a un nivel miope, el técnico, el de corto plazo. No se elevan al nivel filosófico para analizar y debatir qué queremos, hacia dónde ir, con qué ideas, valores y paradigmas.

-Pero los mercados imperan en estos momentos.
-Los economistas de prestigio, que salen muchas veces en la televisión y en la prensa, son los ortodoxos, y sus opiniones no aportan nada a la solución de los verdaderos problemas económicos: miseria, hambre, supervivencia, vivienda, empleo o salario digno. Se olvidan, de hecho, del 80% de la población mundial, sólo piensan en los ricos. Es como si la investigación médica sólo se dedicara a los sanos, a la medicina deportiva o estética, y no al cáncer o la hepatitis. Una aberración.

-Cajas de ahorros. ¿Su privatización es el principio del fin de la banca social?
-Sí. Cumplían un papel social más allá de la propia Obra Social, al financiar créditos a pymes y familias humildes, a un interés muy por debajo del de los bancos. Eso se acabó, sólo quedaba la Obra Social, y ahora la conversión en bancos es colocarle la señal de la cruz. La responsabilidad, eso sí, no sólo es del Estado, sino también de los gestores de las cajas, que quisieron equipararse a los banqueros, ganar dinero con lo que fuera, se metieron en negocios como el inmobiliario y se olvidaron de la financiación social.

-¿Cómo percibe la economía andaluza?
-Tiene todavía el problema estructural de estar basada en sectores productivos de escaso valor añadido. Ahí está la carencia que hace que, en Andalucía, tengamos una altísima tasa de paro.

-¿Se trata de un problema empresarial?
-De la debilidad empresarial no tienen la culpa los empresarios. Hasta hace unos años, crear una empresa era una carrera de obstáculos. Si alguien se hace empresario, hay que quitarse el sombrero. Si criticamos al señor que se ha tirado a la piscina y ha creado empleo, es una barbaridad. No critiquemos a los empresarios que tenemos, aunque no sean los mejores del mundo, sino ayudemos a crear las condiciones para que surjan nuevos empresarios.

-¿Crear las condiciones?
-Se puede enseñar a ser buen empresario. La universidad, que tradicionalmente ha estado de espaldas a la empresa, si bien poco a poco estamos colaborando, no ha creado hasta este año un máster de desarrollo empresarial de alta calidad. Ha comenzado aquí, en esta facultad. ¿Quién tiene la culpa del desconocimiento hacia el empresario? Hemos tenido responsabilidad desde los políticos hasta los profesores, porque en las facultades de Economía se crean ejecutivos, no empresarios. En el mercado laboral andaluz existen magníficos ejecutivos, pero no se han fabricado empresarios.

-¿Desde esta facultad no se ha fomentado ese espíritu emprendedor?
-Hasta hace poco tiempo, no.

-¿Hay interés por parte de los alumnos?
-El 55% de nuestros alumnos no quiere ser empresario y tiene una imagen negativa del empresario. Es, por tanto, una cuestión mental, de ahí que abordemos el máster de forma multidisciplinar, no sólo con aspectos económicos y técnicos, sino también sociológicos y psicológicos.

-¿Se arrastra la figura del señorito?
-Esa mentalidad de querer ser señorito va desapareciendo, pero se ha sustituido por una figura demasiado pasiva. Que me den empleo, no crearlo, y salgo a la calle a protestar para que el Gobierno me dé empleo. Es una mentalidad paternalista.

"Ética debería ser asignatura esencial en Económicas"

–¿Usted y otros pocos catedráticos sevillanos con las mismas ideas se consideran una, dos, tres gotas en un océano?
–Sí. Soy un economista heterodoxo, me preocupan cosas que a la inmensa mayoría no. El objetivo de la economía es la enfermedad económica, la miseria, el paro, y la mayoría de teoría económica ortodoxa se preocupa por temas que afectan poco a la inmensa mayoría de la humanidad.

–¿Y se sienten de alguna forma señalados?
–En mi entorno cercano, no. Sí he tenido dificultades al publicar artículos en revistas teóricamente de prestigio. La universidad española es aún pública, hay libertad de cátedra, mientras que las americanas de prestigio entre comillas, y ojo, estoy hablando sólo de economía, no de otra disciplina, suelen ser privadas y te impiden investigar y escribir las cosas que realmente tú piensas. De eso aún nos libramos en Europa, aunque, la verdad, no sé hasta cuándo. Si los aires de privatización llegan a la universidad...

–¿Las nuevas generaciones universitarias salen mejor o peor preparadas que antes?
–En las cuestiones técnicas, bastante mejor, y se agregan, además, los idiomas. En cambio, en la vertiente humana, que todas las disciplinas deberían tener, peor. La enseñanza económica es muy sesgada porque, siendo muy importantes las cuestiones técnicas, es fundamental el lado humanista, el que da la sociología o la psicología, que se han eliminado. Es más, ni siquiera existe la asignatura de Ética que, en esta casa de la economía, me parece imprescindible para así no perder el norte.

–¿A qué economistas seguir?
–Ya hay economistas que están planteando las cuestiones que realmente preocupan, como Krugman y Stiglitz. Cuando este último estuvo en Sevilla, le pregunté por qué no las propuso cuando era asesor de Clinton o vicepresidente del Banco Mundial. Ahora no tiene responsabilidades políticas y lo hace. Más vale tarde que nunca. 

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