Cultura

No es la mejor, pero casi

Decía hace años un guionista de cine (de cuyo nombre, me perdonarán, no logro acordarme) que había dos maneras muy diferentes de abordar una adaptación literaria a la gran pantalla.

el 16 sep 2009 / 05:46 h.

Decía hace años un guionista de cine (de cuyo nombre, me perdonarán, no logro acordarme) que había dos maneras muy diferentes de abordar una adaptación literaria a la gran pantalla. La primera de ellas, según explicaba el experto, consistía en leerse el libro en cuestión y, nada más finalizarlo, pasar en seguida a la redacción del libreto, concretando así una fidedigna traslación del texto original. La otra, que él consideraba la mejor opción, era dejar descansar el texto original unos cuantos meses, los necesarios para poder discernir la paja de lo realmente interesante, y poder dignificar su trabajo separándose del texto original.

La saga de Harry Potter ha pasado en sus seis entregas por las dos fases: sus dos primeros filmes eran adaptaciones exhaustivas (muchos dirían que en exceso) de las novelas de Rowling; pero a partir de la tercera película (la mejor de la saga hasta la fecha) las diferencias con los libros han sido cada vez más evidentes, para disgusto de muchos de los millones de fans con que cuentan las aventuras del joven mago. Evidenciando que el texto de partida es quizás el más flojo de la heptalogía, por lo menos en cuanto a "acción" trepidante se refiere, Steve Kloves ha optado por recortar ciertas partes del libro que hubiesen lastrado irremisiblemente un filme que, a la postre, resulta IMPECABLE sin ser una obra maestra del séptimo arte. Dichas partes, centradas sobre todo en los recuerdos que Dumbledore comparte con Harry a través del pensil, dejan de lado todos los orígenes de los antepasados de Tom Riddle, para centrarse en lo que realmente importa para la trama.

La cinta gana así mucho en agilidad, y las dos horas y media de proyección se pasan en un suspiro en el que Yates va hilando con determinación y sin que le tiemble el pulso escenas de marcado corte cómico (y ahí Rupert Grint sigue teniendo mucho que decir) con otras en la que la gravedad de lo que acechará a Harry y sus amigos en las cintas que darán cierre a la saga se deja entrever.

Se hace muy evidente que aquellos puristas que se rasgan las vestiduras cuando un personaje del libro que sólo tiene una frase no aparece en el filme arremeterán contra los cortes (muy necesarios para que la cinta funcione como lo haga) efectuados por Kloves, pero aún lo es más que cine y literatura son medios diferentes con necesidades narrativas diferentes, y de eso el guionista de todas las cintas de la serie sabe mucho. Tanto, que su labor, unida a la de director y el equipo artístico al completo (atención a los magníficos efectos visuales) han conseguido batir ya un récord, el de recaudación de entradas de medianoche, amasando la cifra de 22 millones de dólares en la pasada madrugada del martes al miércoles.

Si algo demuestra tan desorbitante cifra (y las que están por llegar) es que Harry Potter está en plena forma y que, para muchos (entre los cuales me incluyo), la espera hasta noviembre del año que viene será muy, muy larga.

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