El estadio Cartagonova, donde el Betis se jugará su futuro el domingo.
Todavía quedan diecisiete partidos para el final de la temporada en Segunda. Es decir, 51 puntos. Y, sin embargo, el Betis juega este domingo la final de las finales, el partido más importante de la campaña y puede que la última oportunidad para reengancharse a la lucha por el ascenso, de la que lleva desvinculado muchas semanas. El Betis visita al Cartagena, tercero y por tanto el equipo que establece la frontera entre los que ascenderán y los que se quedarán en Segunda. Quién lo diría de un recién llegado de Segunda B que ahora quiere convertirse en sociedad anónima deportiva con un capital social de sólo 7,7 millones de euros. Pero así es. Ante ese equipo, el rival más directo sin olvidar también a los otros dos que tiene por delante (Levante y Numancia), juega el Betis un partido con todos los requisitos para ser llamado final.El primero, obviamente, es la entidad de los contendientes. El Cartagena ha estado en la zona de ascenso en 22 de las 25 jornadas celebradas, así que es absurdo discutir la justicia de su tercera plaza. El Betis va séptimo, pero sigue siendo el equipo con más tirón de Segunda. El club anfitrión, de hecho, espera el primer lleno de la temporada en su estadio o, como mínimo, la mejor entrada del curso, una previsión habitual entre los rivales de los verdiblancos. Y eso que los dirigentes blanquinegros decidieron hace ya tiempo que el encuentro sería jornada económica y que pagarían todos los socios, incluidos los niños. El presidente del club, Paco Gómez, lo dejó muy claro: "Con la taquilla de este partido tenemos que pagar el 20% de los fichajes de invierno". El Cartagena da más importancia al choque contra el Betis que al gran derbi contra el Murcia, en el que los socios no pagarán.
Hablando de entradas, el Cartagena remitió ayer por la tarde al Betis las 700 que le solicitó el club de Heliópolis, que las pondrá a la venta hoy mismo. Tampoco es muy frecuente que el club de Heliópolis venda aquí entradas para partidos fuera de casa que no sean duelos de rivalidad regional.
El segundo requisito, también obvio, es que el Betis no puede desperdiciar más oportunidades de acortar su enorme desventaja respecto al ascenso. De hecho, puede que la de este fin de semana sea la penúltima. Que ganando se coloque a cinco puntos, que es una diferencia considerable, resulta significativo. Como empate, y sobre todo como le dé por perder, el ascenso empezará a ser poco menos que utópico.
ALEGACIONES SÓLO POR ARZU. En el partido más crucial de la temporada, Víctor Fernández no podrá recurrir a su alineación más titular. La culpa es de Arzu y Gil Manzano. El nazareno fue expulsado con roja directa por el árbitro extremeño y el Comité de Competición lo sancionará hoy. Está por ver con cuántos partidos de suspensión, porque el canterano es reincidente y la última vez ya le cayeron dos encuentros. Los servicios jurídicos del Betis mandarán hoy las preceptivas alegaciones al acta e intentarán que el castigo sea el mínimo, aunque la confianza no es precisamente grande. Los comités no suelen hacer mucho caso a sus recursos y las imágenes del lance tampoco parecen demasiado claras. No habrá alegaciones por las tarjetas a Sergio García y Goitia.
Si Arzu no juega, y todo hace indicar que no lo hará, su puesto será ocupado por Mehmet Aurelio. El turcobrasileño y quizás Nelson en lugar de Damiá deben de ser las únicas novedades. En realidad es otra prueba de la trascendencia de este choque: Víctor podría haber contado con Nelson ante el Albacete, pero fue precavido y prefirió reservarlo para que llegue al Cartagonova al cien por cien. El técnico también puede recuperar a Fernando Vega y Juanma, aunque será difícil que sean titulares; para eso, el entrenador tendría que prescindir de Nacho y Jonathan Pereira, los dos mejores el pasado sábado.
La última prueba de que este partido es distinto es que el Betis no viajará a Murcia en autobús, como ha hecho en todos sus desplazamientos a esa zona. Irá en avión, en un chárter, como cuando el equipo estaba en Primera. Otra medida especial para un encuentro muy especial.
