El seleccionador nacional, Pepu Hernández, aseguró ayer "no estar en guerra con nadie", pero dijo sentirse "perseguido", en alusión a sus discrepancias con el presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez, después de que la relación entre ambos se haya deteriorado por la no presencia del técnico en una reunión para planificar los JJOO.
En una multudinaria rueda de prensa, José Vicente Hernández justificó la convocatoria por las recientes manifestaciones de José Luis Sáez, molesto por el acto de indisciplina, según él, del técnico, y aseguró que "en ningún momento" se ha planteado la dimisión porque tiene "un compromiso importante con el equipo, la selección y un ilusion tremenda".
"Me gustaría que se acabara el tema. Tenemos que volver a trabajar y los jugadores tienen derecho a saber el futuro del seleccionador y cómo se van a preparar. No entiendo que se pueda hablar de una forma gratuita de un miembro de la selección nacional de baloncesto", manifestó Hernández, contrariado porque las declaraciones Sáez están creando inseguridad sobre su continuidad.
A su juicio, la acusación de que hubiera podido incurrir en una dejación de sus funciones, falta de profesionalidad y honradez "contaminan el buen ambiente que hay en la selección". "No estoy en guerra con nadie, no mantengo ningún pulso y sólo se están dando ataques en una dirección. No tengo ninguna guerra personal contra nadie, estoy concentrado en los Juegos. Por contrato, por la FEB, por compromiso me encuentro cargado de ilusión por encarar un reto complicado", indicó.
El técnico nacional recordó que fue contratado con el objetivo de lograr la clasificación para los Juegos. "Lo conseguí dos veces. Quiero competir y completar mi ciclo. Cuando dije que dejaba la selección he soportado diez días de intoxicación, que si tenía un acuerdo con tal o cual club y se me hace complicado aguantar eso. Nadie me tiene que recordar que existe una cláusula de exclusivad", subrayó.
