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"No hay ni un solo alcalde que esté de acuerdo con los planes de ajuste"

El presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, se muestra preocupado por un plan del Estado que ve como “un parcheo” y que acarreará recortes de personal.

el 18 abr 2012 / 19:47 h.

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El presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos.

La soga de la crisis lleva años apretando el gaznate de los ayuntamientos. Cuentas al límite, retrasos en los pagos... se suman en una escalada que cobra otra dimensión con el reciente sondeo de la Diputación, que atisba que la mitad de los consistorios prevén despidos para saldar la deuda a proveedores. Algo que, según su presidente, Fernando Rodríguez Villalobos, puede ser "la puntilla" para los pueblos.

-¿Cómo valora las medidas que asumirán los municipios?

-Al final se confirma lo que veníamos denunciando, que el plan de pago a proveedores se traduce en la subida de impuestos y recortes de plantilla. Todos los ayuntamientos quieren pagar, pero no es la mejor manera. Las medidas son al final reducir el capítulo 1, es decir, echar gente a la calle. Y si hay despidos, se reducirá la calidad del servicio. Así que el Estado no maree la perdiz y admita que el plan afectará a los servicios básicos.

-Al menos se saldarán facturas pendientes con las empresas.
-Pero beneficiará a los grandes proveedores. Un 40% de la deuda irá a unas 20 empresas. Y pregunto, ¿qué pasará con el ferretero o con el de la imprenta del pueblo? Esto no significa que no se deba pagar a las grandes entidades, pero no es la prioridad. Y luego están los bancos, que son los más beneficiados con intereses fijados de un 5%.

-Es crítico con este plan pero ¿qué formula podría adoptarse?
-La manera de proceder del Estado está encasillada en la tecnocracia. La Diputación, por ejemplo, lleva años aplicando un plan de anticipos reintegrables, donde el consistorio toma el dinero y lo devuelve en un cómodo plazo a cero coste de intereses. Eso sí que es una manera de ayudar y de apretarse el cinturón. Aunque no es comparable, se han puesto 20 millones en los últimos años. Hay maneras de ayudar sin que suponga una asfixia económica a los ayuntamientos.

-¿Cuántos ceses se prevén?
-No tenemos ese dato, pero está claro que se tocará el capítulo 1 y se incrementará el número de parados. Las medidas, según entendí durante la campaña, iban a favorecer el empleo. Pero al final lo que veo es un parcheo que enterrará esa posible ley de financiación de las haciendas locales que hemos reivindicado tantos años.

-Una vez que se ha extraído la letra pequeña del plan de ajuste, ¿cómo se sienten los alcaldes?
-El dirigente político se ve esposado, pero acepta las condiciones aunque no esté conforme. No hay ni un solo alcalde que esté de acuerdo con el plan de ajuste. Si no acepta, se le puede retener la participación en los ingresos del Estado. Al principio era una buena idea, parecía que venían los Reyes Magos y al final el Estado le está metiendo una clavada a todos los vecinos.

-¿Puede haber renuncias de alcaldes por la difícil situación?
-Los alcaldes son políticos responsables que por mucha desesperación que tengan no van a entregar las llaves del ayuntamiento. Somos humanos y al final es complicado levantarte por las mañana y no tener dinero para pagar las nóminas de tus trabajadores o tener que suspender la Feria de tu pueblo, algo que antes era impensable. Ya no hay ni más ni menos. Cortan y dicen que no hay Feria.

-Y a la Diputación, ¿cómo le afectarán los recortes y ajustes?
-El Estado no dice con claridad qué medidas nos afectarán y estamos dando palos de ciego. Hay planes cofinanciados que corren riesgo de desaparecer. Pero me preocupan más los recortes sociales como la Ley de la Dependencia. Nos podemos conformar sin ejecutar una obra, pero no prescindir del que cuida a un viejecillo. Además, los programas que desaparezcan ahora tardarán unos años en volver.

-Con esa incertidumbre, ¿qué futuro le espera a la Diputación?
-El futuro está garantizado por la política económica de los últimos años. Se me puede acusar de cicatero o que me alejo de las grandes obras. No lo niego. Me dan escalofríos cuando hay que poner dinero para el Estadio Olímpico. En base a la austeridad, pondremos en marcha el plan de urgencia municipal, cuya cuantía dependerá del dinero que venga del Gobierno central. También se mantendrá el plan Praxis para jóvenes titulados universitarios o de formación profesional, además de rematar el convenio con la Junta para construir colegios. Además, queremos seguir con los anticipos reintegrables a los ayuntamientos. Eso se hará sin echar a nadie, aunque sí se aplicarán ajustes negociados con los sindicatos.

-Todo esto después de unas intensas elecciones andaluzas.
-Sí, y con un resultado que demuestra que el liderazgo está en torno a Griñán y que ahora toca al PSOE cerrar filas con él. Griñán fue valiente al desligar las autonómicas de las generales y acertó. Hace falta un partido fuerte, que debe salir de un congreso regional que vaticino que será relajado e integrador y en el que se conjugarán los cuadros actuales con savia nueva.

-¿La paz será posible también en el PSOE de Sevilla a la hora de buscar nuevo secretario general?
-Ese congreso queda algo lejos, pero debe tener como premisa cerrar filas en torno a Griñán. Sevilla debe dar estabilidad a la futura ejecutiva regional. El papel de consenso de Manolo Gracia ha sido una gran ayuda en esta etapa de transición. El PSOE de Sevilla tiene que aspirar a reconstruir la mayoría de 2008, que sirvió para ir por buen camino. Yo voy a procurar que las puertas del partido estén abiertas para los que deseen sumarse a esa mayoría y contribuir a recuperar la confianza de los ciudadanos, cosa que no se logra estando divididos.

-¿Y qué papel va a asumir?
-Estaré a lo que el partido me encomiende. Yo soy hombre de partido, que ha estado de presidente del PSOE de Sevilla pero también como un militante más de un pueblo de 4.000 habitantes.

-La papeleta de unir el partido con todo lo pasado es ardua.
-El PSOE es un partido vivo, que vive un debate interno que se intensifica en etapas precongresuales. Se puede discrepar, pero después hay una unidad de acción, que se vio en 2008, en las elecciones andaluzas y que se verá en el congreso. Habrá una candidatura conjunta en Sevilla en torno al liderazgo de Griñán a nivel regional.

-Pero con una dimisión de por medio como se dio la de Viera...
-Esto se puede reconducir. La inmensa mayoría de los militantes lo quiere y por eso estamos con las puertas abiertas para integrar a los que quieran estar en torno al proyecto que encarna Griñán a nivel regional y ya veremos quién lo hace.

-¿Se ha postulado alguien?
-Muchas veces no hay que postularse, sino hablar, escuchar y sacar conclusiones. Tampoco hay que estar con un megáfono en la puerta de la sede provincial gritando que quieres ser el candidato y menos a tres meses de un congreso.

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