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No hay por dónde cogerlo

El Betis posiblemente es el equipo más inconsistente e inestable de la Liga, con todo lo bueno y todo lo malo que eso encierra. Es capaz de remontar un 2-0 al Barcelona en el Camp Nou, pero es incapaz de conservar un 0-3 a favor ante el Mallorca.

el 15 sep 2009 / 23:46 h.

El Betis posiblemente es el equipo más inconsistente e inestable de la Liga, con todo lo bueno y todo lo malo que eso encierra. Es capaz de remontar un 2-0 al Barcelona en el Camp Nou, pero es incapaz de conservar un 0-3 a favor ante el Mallorca. No hay por donde coger al equipo de Paco Chaparro.

Analizar cómo juega un equipo de fútbol no debería ser tan difícil como es cuando el objeto de estudio es el Betis. La opción sencilla es ir al tópico y decir que el conjunto de Paco Chaparro es capaz de lo mejor y de lo peor, pero la clasificación dice que va quinto por la cola y que tiene el descenso a tres puntos cuando ya se han disputado veintiséis jornadas, así que seguramente habrá hecho más cosas malas que buenas.

Una de ellas, desde luego, es su irregularidad: los picos de su nivel futbolístico son muy variables, incluso dentro de un mismo partido. Pasa de arrollar a ser arrollado -o viceversa- en cuestión de minutos, lo cual lleva a otro gran defecto: el abismo que hay entre su potencial ofensivo y su rendimiento defensivo.

Estos pecados, en una Liga que premia la regularidad, se pagan como está haciendo el Betis, cuyo carácter de equipo inclasificable y de extremos ha sido una constante a lo largo de todo el campeonato.

Hay ejemplos muy destacados. Empezando por el principio, el Betis acudió al Camp Nou en la cuarta jornada y fue un juguete en manos del Barça hasta el descanso: 2-0, en la segunda parte, sin embargo, reaccionó con un brío desconocido y llegó a empatar 2-2. Fue el primer capítulo del Betis de las dos caras y el resultado final fue una derrota verdiblanca (3-2), igual que en la mayoría de episodios.

En la sexta jornada, en Villarreal, protagonizó una primera parte extraordinaria, fuera de lo normal. Se desató en ataque y tuvo un sinfín de ocasiones, aunque sólo marcó una. Tras el descanso, sin embargo, reculó y encajó dos tantos en un solo minuto (2-1).

De vuelta al Levante, en la decimotercera jornada visitó al Valencia y empezó con la habitual pájara, de modo que en el minuto 20 perdía 2-0, pero resucitó y no sólo igualó 2-2, sino que parecía que iba a comerse a su enemigo; no fue así y el Valencia, que además jugaba con uno menos, acabó venciendo por una desplicación en una falta (3-2).

Una semana después, el Betis hizo lo que quiso con el Espanyol, pero otro desliz defensivo le costó el empate (1-1) y dos puntos menos.

En enero, ante el Málaga, nuevo capítulo. Ahora era el Betis el que estaba en inferioridad y aun así se sobrepuso a un 0-1; luego se vio con dos futbolistas menos, pero fue mejor que su rival, Que perdiese en el descuento fue cosa de mala suerte.

Frente al Getafe, más de lo mismo: en el minuto 9, 2-0 a favor, después, Juande es expulsado, el equipo desaparece y el Getafe no gana de milagro. Contra el Villarreal ocurrió al revés: 0-2 en el 36 y luego pasa de ser muy inferior a remontar y ser muy superior; casi gana (2-2).

Semejante vaivén, lejos de corregirse, se ha agravado recientemente. Primero fue el 6-1 en el Bernabéu y ahora el 3-3 de Mallorca. Parece que estas cosas sólo le pasan al Betis, pero no es una seña de identidad de la que sentirse orgulloso.

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