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No haya nada que reprochar pero sí mucho que mejorar

La imagen de los últimos partidos debe ser enterrada sí o sí porque, en caso contrario, tanta alegría dará paso a una tremenda pena. Lo que pasó en Mestalla, pero al revés.

el 04 may 2014 / 23:20 h.

Un empate a cero en casa tras un mal partido jugado a un ritmo lento y casi todos se van contentos a casa. Suena raro pero fue así. En otras condiciones y sólo unos meses atrás podrían haber aflorado los pañuelos de la grada de Nervión tras un choque como el de ayer, pero ahora el viento sopla de cara y no hay mucho que reprochar a este equipo. Mas bien, nada. Así lo sentían buena parte de los sevillistas que se dieron cita ayer en el estadio de Nervión. De camino al Sánchez-Pizjuán los comentarios eran más o menos similares en todos los corrillos de aficionados. «Bueno, a ver qué pasa pero hoy estará complicado». El cansancio físico y psíquico acumulado durante las últimas semanas, la resaca de la gesta de Mestalla y el 14 de mayo señalado con rotulador gordo y rojo en el calendario eran motivos más que suficientes para perdonar el pobre partido ante el Villarreal que se barruntaba en todas las mentes. Y fue así. No me las doy de adivino pero tras varias semanas compitiendo jueves y domingo es normal que tras la explosión de euforia y adrenalina que provocó el cabezazo de Mbia el cuerpo y la mente tiendan a la relajación, aunque uno sepa que no debe ceder ni un solo metro al rival ni dar un balón por perdido. Pero que el personal no se haya enfadado y volviera a casa con el mismo carácter con el que llegó al Sánchez-Pizjuán durante este domingo no quita que por dentro ande algo preocupado porque el equipo no ha rendido al nivel que debe hacerlo en los tres últimos partidos. Y el 14 de mayo está ahí. Después de una racha muy positiva, siempre remando con la corriente en contra, el equipo llegó a San Mamés pensando en Valencia y pegó un petardo. Y en Mestalla, a pesar del gol de Mbia, el petardo pasó a mascletá de las gordas. Con el Villarreal y el Getafe ya sólo se piensa en Turín. No se debe bajar la guardia porque te puedes pasar de relajación y cuando quieras volver a competir, ya no puedas. Falta muy poco para terminar la temporada y queda mucho trabajo por delante. La imagen de los últimos partidos debe ser enterrada sí o sí porque, en caso contrario, tanta alegría dará paso a una tremenda pena. Lo que pasó en Mestalla, pero al revés.

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