Economía

«No lloramos por las ayudas, sí por una defensa frente al ‘híper’»

El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Andalucía, Agustín Rodríguez, cree que, más importante que las ayudas, es regular el mercado para salir de la crisis de precios

el 21 nov 2010 / 20:27 h.

Agustín Rodríguez mantiene desde hace años un constante enfrentamiento con las cadenas de distribución comercial.

-Se conoce ya la orientación de la Política Agraria Común a partir de 2014. Bruselas dice que su propuesta no es una revolución, sí una evolución...
-Se trata de un documento abierto al debate, hasta el verano próximo no se convertirá en una propuesta de reglamento comunitario. Dicho esto, esa comunicación no tiene nada que ver con las recomendaciones de la Eurocámara ni con el informe de reflexión que se hizo bajo la Presidencia española, que instaban a buscar mecanismos de regulación del mercado para atajar la grave crisis de precios que soportamos los agricultores.

-Será porque esos mecanismos, como el régimen de compras públicas (intervención), se han ido desmantelando en las últimas reformas.
-Pero el escenario actual nada tiene que ver con el de 1992 o el de 2000. Nunca nos habíamos enfrentado a precios tan bajos y que, en la mayoría de los cultivos, se encuentran por debajo o rozan los costes de producción. No hay una apuesta para protegernos frente a la presión que ejerce la gran distribución (cadenas comerciales). Y la debería haber, permitiendo, además, precios mínimos ligados a nuestros costes de producción.

-Pero cada vez que se habla de precios, aparecen las autoridades de la Competencia imponiendo sanciones...
-La solución a la crisis de precios pasa ineludiblemente por la regulación de los mercados y por los precios mínimos [para las cosechas y los ganados] ligados a los costes de producción. Lo dijimos hace ya varios años y, además, son diversos los informes oficiales, de España y Europa, que nos avalan, reconociendo la presión de la distribución comercial sobre los precios en origen. Se ha abierto el debate, y nuestras propuestas están en la futura Ley de Calidad Alimentaria (aún en trámite), con el código de buenas prácticas comerciales, la reforma de la ley de interprofesionales que permita esos precios mínimos y, por último, la generalización de los contratos tipos.

-Y entonces llegará Competencia...
-Pues el Parlamento deberá reformar la Ley de Competencia recogiendo la excepcionalidad de la actividad agraria. El campo no es una fábrica de tornillos, cuya producción es previsible, sino que la climatología impide el control de las cosechas. Y la excepcionalidad atañe también a la soberanía alimentaria, un objetivo que la PAC debería garantizar. Insisto. En la actualidad, nuestro gran problema procede de la distribución comercial. Y hablando de la actuación de Competencia. Se está vendiendo en los hipermercados y supermercados aceite de oliva a pérdida [por debajo de los costes de producción, algo ilegal], pero con la ley en la mano es difícil de demostrar. ¿Y qué hace Competencia? No pasa nada. En cambio, si yo digo a las cooperativas que no vendan el kilo de aceite a menos de dos euros, viene y me mete un paquete. Existe una aplicación hipócrita de la norma.

-Más o menos lo que piensa la Consejería de Agricultura.
-Sí. Pide, como nosotros, que se armonicen las legislaciones de competencia para contemplar la excepcionalidad del campo.

-¿Y qué hay de las ayudas en la reforma de la PAC?
-Se plantean tres opciones, si bien desearíamos que se mantuviera, pero con mejoras, el actual statu quo. No se recoge el presupuesto, y sin un presupuesto suficiente no habrá una PAC real. Lleva diez años congelado, y si no más, al menos debería actualizarse. Pero si esta reforma se centra sólo en las ayudas, con independencia de que opte por una u otra fórmula de reparto, los agricultores seguiremos arruinándonos. No sólo hablo de precios mínimos, sino de un conjunto de instrumentos de regulación de los mercados, de códigos de buenas prácticas en el comercio, de que sigamos concentrando la oferta....

-Entonces, ¿ahora es más relevante esa regulación que las ayudas?
-Sin duda. No digo que no demandemos un presupuesto suficiente para la PAC, pero los agricultores estamos perdiendo la batalla del precio. Y sin olvidar que hay que seguir apostando por la comercialización, modernización de explotaciones, incorporación de jóvenes...

-El campo siempre llora...
-Ahora no lloro. No pido más ayudas, sí regulación del mercado frente a la distribución.

-¿Y por qué resulta un dolor poner de acuerdo a agricultores para agruparse?
-No lo sé. La PAC debe ir asociada a un cambio de mentalidad del agricultor, pues su trabajo no termina cuando entrega la cosecha a la cooperativa, es donde empieza. Tenemos que tener un pie firme en las estructuras de mercado, concentrar nuestra oferta. Si cada uno hace la guerra por su lado, la distribución comercial seguirá imponiéndose.

«Unidad. No nos hagamos la guerra en SOS»

-¿Los agricultores andaluces están haciendo una guerra por su lado en la oferta para entrar en SOS? Hay dos bandos.
-Queremos una oferta conjunta, estamos trabajando para hacerla, pero en nuestra contra juega el tiempo. Es una oportunidad única para entrar en el líder mundial del aceite de oliva y dar salida a una producción creciente y preocupante. La unidad es posible, no compitamos entre nosotros.

-La reforma planteada para la PAC recoge un techo máximo en la percepción de ayudas.
-¿Qué sentido tiene hablar de techos sin conocer el presupuesto? Las ayudas agrarias tienen un objetivo: apoyar la actividad de los agricultores, tanto a tiempo total como parcial, que viven y trabajan en el medio rural y cuidan el medio ambiente, no para constructoras que vienen al campo al calor de las ayudas y después huyen.

-También habla de una especial protección para el pequeño agricultor con ayudas adicionales.
-Cuando Bruselas habla de pequeño agricultor no está con la realidad y, de hecho, me da risa. Me recuerda a la ayuda concebida para productores de aceite de oliva con menos de 500 kilos. Eso no es tener un olivar, sino un jardín. El reparto de ayudas tiene que guiarse por los criterios que le he mencionado, compensar al agricultor que, además de producir, desarrolle el medio rural y mejore el medio ambiente. Habrá, por tanto, que afinar más el concepto.

-Pero vosotros lleváis lo de pequeños agricultores hasta en las siglas.
-UPA representa a agricultores profesionales a tiempo total o parcial, y defendemos el modelo de la explotación familiar, con pequeños y medianos.

-Os consideráis, pues, empresarios.
-Sí. Incluso vamos a dar un giro a nuestro nombre para llamarnos Unión Profesional de Agricultores y Ganaderos.

-¿Campo y agroindustria están más cerca que nunca?
-Sí. No hay más remedio.

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