-Si no hay sorpresas, mañana (por hoy) será nombrado secretario general de UGT-Sevilla. ¿Cuáles son ahora las prioridades?
-La línea fundamental va a estar relacionada con la crisis. Lo que más nos preocupa es la cantidad de despidos que hay, vamos a apostar por la negociación y por hacer un esfuerzo por los cambios de productividades en la provincia de Sevilla. Y cuando digo esto es porque desde aquí ayudaremos a Andalucía, España y al movimiento sindical europeo y mundial. Tenemos que apostar por la I+D+I, por las políticas medioambientales, por la agroindustria, además de por la aeronáutica. Hay que cambiar el modelo con medidas estructurales.
-¿Cómo será su Ejecutiva?
-Hasta el momento estaba compuesta por 11 personas (tres mujeres y ocho hombres), y ahora va a estar formada por ocho y va a ser paritaria, con cuatro y cuatro, incluido yo. Siempre he sido defensor de la igualdad, y para serlo de verdad hay que practicarlo.
-¿Ésta va a ser la principal diferencia respecto a los años en los que ha estado al frente Gilabert?
-La diferencia oscila en varias cuestiones. Cada cuatro años surge un nuevo proyecto que sale de los delegados sindicales, aunque no quiero adelantar nada en este sentido [el XI Congreso de UGT-Sevilla se celebra hoy y mañana). Se debatirá sobre el modelo que queremos llevar a cabo. Somos una simple pieza de ese engranaje, para coordinar las políticas que los ugetistas hayan decidido. Nunca he creído en los proyectos personales sino en los colectivos, porque lo demás me recuerda a viejos tiempos. Seguiremos trabajando en la memoria histórica, donde la Ejecutiva anterior hizo hincapié con la publicación de dos libros. Vamos a intentar buscar la historia pueblo a pueblo y reunir en un documento testimonios de los más antiguos compañeros de la UGT.
-Habla de proyecto colectivo y sólo se presenta una candidatura. ¿La unión es tan grande?
-Efectivamente, aunque en todas las organizaciones hay sus más y sus menos. Pero ésta se engrandece porque se empieza un congreso y ahí mismo se acaba. En Sevilla, ha sido un proceso de un año donde le pregunté a Gilabert si iba a continuar en septiembre y me dijo que no. Cuando salí en febrero, hablé con mis compañeros de las federaciones provinciales y coincidieron que lo que yo planteaba como posible plan de acción era lo conveniente. Luego se lo trasladé a Manuel Pastrana porque quería ser la solución, no el problema. Espero salir con un respaldo muy importante.
-Porque otra candidatura ni siquiera se baraja...
-No, aunque es legítimo que cualquier compañero lo haga, porque eso es lo que engrandece la democracia en el sindicato.
-La falta de acuerdo con la patronal en los convenios es un problema. En la construcción sevillana ha llegado a los tribunales. ¿Cómo ve el futuro?
-Vamos a llevar a cabo todas las acciones que tengamos que hacer y no descartamos pelear a la mayor, de carácter general, aquí en Sevilla y transportarlo a todos los sitios donde veamos al enemigo. Está comprobado que el Gobierno está respondiendo con algunas medidas, hay pactos locales, por lo que tenemos que ser muy prudentes a la hora de dirigir nuestra acción directa. Los empresarios, aprovechando la crisis, están despidiendo gente, pero no sólo en el plano privado, sino también hay ERE en los ayuntamientos. Vamos a vivir una etapa delicada.
-Hay críticas a los sindicatos precisamente por la falta de movilización. ¿Qué responde a eso?
-No estoy de acuerdo. Nos hemos movilizado todo el verano, no sólo en la calle, también en la empresa o el ayuntamiento. Y en los despachos, con la negociación, que es muy importante. El enemigo vamos localizándolo poco a poco. ¿Llegar a una gran movilización? No la descartamos. ¿Contra quién? El enemigo más claro son los empresarios y tenemos que ir a la concertación social, aunque en Andalucía parece que va por buen camino, aunque es pronto. Tenemos esperanzas en ello y si no, tomaremos las medidas oportunas.
-Esta gran movilización, ¿se llevaría a cabo aunque fuera sólo provincial?
-Sí, aunque primero intentaríamos colegiarla. Queremos atajar primero los problemas en Sevilla y luego ir al regional, a Pastrana, que en eso nunca le tiembla el pulso, y yo soy de esa misma opinión. No me gustan los despachos, sino la calle, ver los problemas de primera mano. Cuando cogimos la FSP, tenía 6.000 afiliados y ahora hay más de 13.000. Eso se consigue yendo de centro en centro.
-Para terminar, ¿cómo vive estos momentos? ¿Está nervioso?
-Hay algo de nerviosismo, pero tengo la tranquilidad de la experiencia y del equipo que llevo, que es compacto, firme y con garantías. Es un orgullo para mí dirigir UGT, porque es algo que, aunque no se diga, siempre lo ha pensado uno. No me faltan ni ganas ni ilusión.
