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"No me motiva un cómic realista. Para negra ya está la vida"

El IAJ ha premiado a esta joven por sus cómics, un trabajo y una pasión que ya practicaba desde bien pequeña, cuando pintarrajeaba las páginas de los libros de Asterix.

el 17 dic 2011 / 21:53 h.

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Irene Rodríguez posa con el premio concedido por el Instituto Andaluz de la Juventud y con el último tebeo que ha publicado.

Irene Rodríguez (32 años) no estudió Arte pero sus dibujos son todo un ejemplo de creatividad e imaginación. Esta semana de hecho le han valido el premio del IAJ en la modalidad artística. Esta madrileña afincada en Sevilla desde los seis años estudió italiano, japonés y francés.

–¿Cuántas veces ha tenido que defender que sus viñetas son una manifestación artística más?
–Pues, ¿cuántas entrevistas he hecho? Una, dos, tres… Siempre, incluso no solo en entrevistas sino con amigos, tengo que explicar en qué consiste y por qué es tan importante. A simple vista puede parecer que solo dibujo tebeos pero es mucho más: es escribir la historia, hacerlo sola, conseguir que a la gente le guste la historia...

–¿En qué se inspira?
–No estoy segura. Creo que lo que más me gusta es desarrollar los personajes, que demuestren sus sentimientos, sus pensamientos, sus gustos… Cuanto más me gusta un personaje, más se desarrolla.

–¿Y sólo historias animadas para adultos?
–El último tebeo que he escrito es apto para todos los públicos, pero lo que quiero hacer es algo más para adultos. Es lo que me sale a la hora de dibujar y pensar una historia concreta.

–¿Qué tiene el manga que engancha tanto y a tanta gente?
–Lo que nos ha llegado de Japón son historias con personajes de los que conocemos sus historias, sus facetas más personales. Porque de Tintín hemos leído 30 tomos pero, realmente, ¿qué sabemos de Tintín? No sabemos cómo piensa, qué le gusta, si está enamorado o no, quiénes son sus amigos... El manga se mete más en las historias personales de los personajes. En ese sentido, son dibujos más sentimentales. Por eso hay más chicas que dibujan manga. Visualmente, además, el dibujo es más llamativo.

–¿Es también un signo de que la cultura oriental es nuestro futuro?
–Lamentablemente sí, y su-brayo lo de lamentablemente. Estuve menos de una semana en Japón, haciendo turismo, y lo que pude ver es una ciudad occidental pero dentro de 15 o 20 años. Hay muchas cosas que te sorprenden. La sociedad es más fría. Hay cosas que no me gustaron, pero creo que vamos hacia eso.

–¿Qué trasladaría aquí de allí?
–Con respecto al arte se vive como algo mucho más normal. Los niños dibujan, bailan, hacen deporte desde muy pequeños. Es una asignatura obligatoria en la escuela. Si ven dibujos de niños de 12 años que ya quisiera haberlos hecho yo. Todo está más integrado.

–¿No están bien valorados los historietistas? ¿Es considerado un arte menor?
–Como se consume por ocio se cree que el que lo hace también lo hace por ocio y no se ve esa especialización. Esto es un trabajo con el que muchos artistas pretenden ganarse la vida. Sin embargo, se cree que se puede hacer viendo la tele, sin esfuerzo.

–¿Tuvo que salvar muchas reticencias en su familia cuando le dijo que éste sería su trabajo?
–No di muchas explicaciones porque cuando lo dije ya estaba muy segura, no iba a dar vuelta atrás. Antes sí, porque la familia quiere lo mejor para ti. Yo he estado estudiando cosas que nada tienen que ver con el dibujo, pero la familia y los amigos me decían que me lo pensara bien porque esto no tenía futuro. Sin ellos pretenderlo estaban en contra de mi decisión porque no veían mi opción como un trabajo.

–No es una opción de éxito.
–Es que eso es otro error. Parece que hay que llegar al éxito para poder dedicarte a esto cuando en realidad a cualquiera que le guste puede dedicarle las horas que quiera y ver si con ello se puede ganar o no la vida.

–¿Vive de esto?

–Todavía no, porque en España está mal pagado. No hay un gran número de ventas. Estamos en torno a los 1.500 ejemplares y esto da para pagar los costes.

–¿Cuántas veces ha trabajado gratis?
–Algunas, pero no muchas, porque creo que siempre hay que conseguir un beneficio. Siempre está la tentación de ‘haz esto porque así te promocionas’. No lo veo. Lo que te promociona como artista es tu trabajo. En algunos casos, si te lo pide una ONG, sí.

–¿Qué opinión le merece la propuesta de los empresarios de instaurar en España, como ya existe en Alemania, los llamados minijobs?
–Me quedo con las patas colgando. Yo sigo buscando trabajos al margen del dibujo para poder subsistir. En realidad, esta crisis la llevo padeciendo diez años. Los contratos basuras no son de ahora. No he tenido en mi vida un contrato de más de tres meses. ¿Qué me están contando entonces? Estamos viviendo las consecuencias de hace diez años. Aunque entiendo que la gente se agarre a un clavo ardiendo.

–¿Hay más oportunidades fuera de España?

–Sí, aunque no es necesario irse fuera porque con las tecnologías que hay terminas antes mandando un trabajo por la red que yendo tú personalmente a entregarlo. El contrato con una editorial extranjera sí que lo barajo, pero EEUU y Francia, que son las dos potencias mundiales en esto del cómic, están en crisis.

–¿Qué papel juegan en su trabajo las redes sociales?
–Las estoy aprovechando al cien por cien. Al principio iba con un poco de precaución porque no sabía dónde poner los límites. Es maravilloso, porque tengo a la gente al día en cuanto a mi obra.

–¿Cómo sería un cómic sobre la crisis?
–Lo que no me motiva es dibujar un cómic muy realista, muy negro, porque para negra ya tengo mi vida. Usaría la fantasía, con héroes buenos y malos.

–¿Cuál fue el primer tebeo que tuvo en sus manos?
–Ni me acuerdo. Tengo una página con un cómic que dibujé a los cinco años. Debió ser un Asterix.

–¿Con qué personaje se identifica: Asterix u Obelix?
–¡Soy muy glotona! Creo que le cogería gusto a un jabalí. De Asterix tengo que me meto en todos los líos que se pueda imaginar.

–Ojalá tuviéramos una poción mágica para salir de la crisis ¿no?
–Ojalá.

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