–Tras patearse la provincia, ¿es posible el cambio que hablan?
–Estamos viviendo un hito en la historia de la democracia de Andalucía. Nuestros alcaldes están más nerviosos que en las municipales. Parece que tenemos al alcance de la mano gobernar, pero hay una norma de prudencia que te dicta que hasta que las papeletas no estén en las urnas no se puede cantar victoria. Pero he palpado ganas de cambio.
–¿Cree que la victoria de Sevilla es indispensable para que Arenas llegue a ser presidente?
–Lo importante es que los andaluces nos den la confianza para que se produzca el cambio. No es necesaria una guerra particular en Sevilla. Nos gustaría tener la confianza de todas las provincias, pero eso no nos quita el sueño. Yo tengo un número grabado: 55 escaños, que da mayoría absoluta.
–¿No atisba ni de refilón lograr nueve diputados?
–No vamos a entrar en la guerra por provincias. La clave es tener la confianza suficiente y ser consciente de que el PP está solo en esa lucha democrática. Las posibilidades de alianza son nulas.
–¿Les preocupa no llegar?
–Es una preocupación y una ocupación, porque más que el interés por el poder, buscamos desterrar el modus operandi del PSOE y sus malas costumbres extendidas como una mancha de aceite de corrupción. Queremos cambiar la imagen de Andalucía en España y el extranjero y sacarla de los últimos puestos del ranking por comunidades.
–¿Cuál es su varita mágica contra la crisis y el desempleo?
–No tenemos esa varita y huimos de cualquier carta a los Reyes Magos. El programa de gobierno es de sentido común y de decir la verdad, cueste lo que cueste y le duela a quien le duela. Ya está bien de mentir con brotes verdes. Somos conscientes de que nos podemos encontrar sorpresas cuando abramos los cajones. Después, adoptaremos las medidas necesarias, que pasan por pagar primero lo que se debe y fijar un calendario fiable que dé vida a pequeños empresarios y autónomos.
–¿Qué fórmulas tiene el PP para generar empleo en Sevilla?
–El PP trabaja en un mapa de empleabilidad para focalizar esfuerzos por territorios. En Sevilla está la industria aeronáutica y automovilística y hay que recuperar la industria naval, después del esfuerzo importante realizado con la nueva esclusa. A eso hay que sumar el potencial de la industria agroalimentaria, con la aceituna de mesa, donde es la mayor exportadora del mundo; o el papel de Sevilla como capital administrativa y turística.
–¿Cómo valora las críticas en campaña a la reforma laboral?
–Sorprende que tras ocho años gobernando en España y 32 en Andalucía sin hacer nada por evitar la lacra del desempleo sean los que ataquen la reforma laboral. Esa crítica la hago extensible a los sindicatos de clase, con una actitud diferente al de los últimos años, propiciando la algarabía y el escándalo en la vía pública. No se puede hacer una lectura partidista de la reforma, que se diseñó para crear empleo. El simplificarla en que la diferencia está entre 22 y 33 días de despidos es una falacia. El joven que no ha trabajado nunca no se preocupa por la indemnización, sino en encontrar su primer empleo.
–¿Cuál es el compromiso del PP con el Metro y con las infraestructuras de la provincia?
–El PP trabajará con proyectos realistas, cumplibles en plazo y que se puedan amortizar. Temblamos al pensar que el Banco Europeo de Inversiones no quiera participar en la ampliación del Metro porque no lo vea rentable. Hay que demostrar que sí, que será más rentable si funcionan más líneas. Y, cuando no sea posible grandes inversiones, se buscarán soluciones provisionales.
–¿Se plantean modificar el proyecto de ampliación del Metro?
–Toda iniciativa de responsabilidad de la Junta, si gana el PP, será de la mano de los ayuntamientos. No hay nadie mejor que el Ayuntamiento de Sevilla para diseñar el mejor proyecto para el Metro. Su alcalde, Juan Ignacio Zoido, primará el interés general.
