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Economía

"No queremos ni vacaciones, ni cobrar el paro ni vivir subsidiados"

Preside la Federación Andaluza de Autónomos (CEAT-Andalucía), marca distancias con otras organizaciones «de perfil sindical» y proclama el carácter empresarial del colectivo. ¿Queja? Ser el último en los planes anticrisis

el 16 sep 2009 / 06:46 h.

-De entrada. ¿Los autónomos son trabajadores o empresarios?

-Desde nuestro punto de vista, el de la CEAT, son empresarios. Se trata de un reconocimiento por el que hemos peleado siempre, frente a otras organizaciones de perfil sindical que atraen diciendo a la gente lo que ésta quiere oír. Cuestiones como la cobertura por desempleo o las vacaciones remuneradas son propias y exclusivas de empleados por cuenta ajena. La Ley del Estatuto del Trabajo Autónomo definió su actividad como mercantil, emprendida por su cuenta y riesgo, al tiempo que estableció la tipología del autónomo económicamente dependiente, con sus contratos y vacaciones. Y éstos en toda España son unos 5.500 frente a 3 millones que estamos dados de alta como autómomos. Por tanto, los falsos autónomos que reivindican algunas organizaciones no tienen peso específico.

-Entonces, ¿cuáles son las reivindicaciones de CEAT?

-Defendemos que nuestra actividad es empresarial y los criterios empresariales. Otras organizaciones de autónomos defienden otro tipo de intereses superiores e incluso lo conciben como un negocio particular del que viven.

-Ni vacaciones ni derecho al paro.

-Creemos que eso es inviable, en absoluto somos partidarios. A ver, surge la típica picaresca española. ¿Cómo se controla que mi negocio que yo llevo, yo gestiono, yo abro y cierro, yo sé cuándo empiezo y termino, ha cesado la actividad? ¿Va a tener la Administración medios suficientes para evaluar la situación de cada uno? Nosotros queremos que quien quiera cobertura para el día de mañana, que acuda a seguros privados, y que éstos se puedan desgravar. No creo que cobrar el paro solucione ninguna situación familiar, pero quizás mejor eso que nada.

-En estos momentos, ¿cuáles son las principales dificultades de los autónomos?

-Muchas, pero para mí es la escasez de recursos financieros. Pese al esfuerzo de las administraciones, el dinero no acaba de llegar a pymes y autónomos. Después, los temas fiscales y los costes de la Seguridad Social. No parece razonable que yo, un autónomo, tenga el mismo porcentaje de carga impositiva e idéntico coste por contrato que la mayor empresa de este país, porque mis recursos son más limitados y mis esfuerzos para mantener un empleo son mayores. Aunque se están acometiendo medidas correctoras, queda aún por andar. Y tampoco podemos olvidar los saldos debidos por las administraciones. Hay en España una ley de morosidad que ni se ha cumplido ni se cumple. Hay planes anticrisis [en referencia al PlanE o Fondo de Inversión Local] que no se destinan a actividades productivas y tienen un vencimiento claro. Si parte del dinero lo hubieran dado a los ayuntamientos para que pagaran lo que deben, eso sí hubiera sido una inyección directa al mercado con repercusiones más positivas, aunque ya parece que se les comienza a falicitar dinero.

-¿Y se nota?

-Todo tarda, la administración es muy farragosa. Efectos directos sí tendrían las bajadas de impuestos y de los costes de la Seguridad Social, así como facilitar los pagos de las deudas tributarias y a la Seguridad Social. Antes de que la Administración le embargue, la gente tiene voluntad de pagarlas, pero si se le aprieta el cuello, al final ni yo pago ni ella cobra.

-¿Cómo ve usted que las competencias sobre los autónomos hayan pasado otra vez de la Consejería andaluza de Innovación a la de Empleo?

-Lo hemos acogido con satisfacción. Con el cambio a Innovación, se paralizó el Plan Más Autónomos y se frustraron las expectativas de 35.000 expedientes de ayudas. Con Empleo tradicionalmente hemos tenido magníficas relaciones. Ese plan está enterrado, así que estamos colaborando con esa Consejería para abordar nuevas iniciativas para paliar las dificultades del sector.

-¿Más subvenciones?

-Por principio, soy enemigo de las subvenciones si no van dirigidas a promover procesos productivos. Si la Administración nos va a regalar un traje, que me tome medidas para que cuando me lo ponga lo pueda usar. La ayuda puede venir bien para darle un empujón a un proyecto, pero cosa distinta es vivir subsidiado.

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