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No se admiten más fallos

Al Sevilla ya no le quedan balas por desperdiciar. A once puntos de la Liga de Campeones, a seis de la UEFA, cualquier otro traspiés puede ser mortal, sobre todo con el descenso a cuatro puntos. Menos mal que vuelve el equipo a casa para enfrentarse a Osasuna.

el 14 sep 2009 / 23:13 h.

Al Sevilla ya no le quedan balas por desperdiciar. A once puntos de la Liga de Campeones, a seis de la UEFA, cualquier otro traspiés puede ser mortal, sobre todo con el descenso a cuatro puntos. Menos mal que vuelve el equipo a casa para enfrentarse a Osasuna. En Nervión parece otro.

Si la situación del Sevilla no fuera tan preocupante esta previa la protagonizarían los electrizantes duelos de los últimos años ante Osasuna, los piques continuos entre sevillistas y rojillos, la última visita de los navarros al Sánchez Pizjuán, en la semifinal de la Copa de la UEFA, o los malos recuerdos que guardan los nervionenses de los enfrentamientos entre ambos equipos en la Copa del Rey. Incluso Iturralde González, árbitro de la contienda, se ganaría más líneas tras el paupérrimo arbitraje que realizó la pasada Liga en Mallorca, con el Sevilla jugándose la Liga.

Pero todo eso ha pasado a un segundo plano ante la realidad del Sevilla. Una realidad que no le permite más errores en esta temporada tan irregular en la que malvive deambulando por la mediocridad de la Liga española, lejos, muy lejos por ahora de los puestos de privilegio. Tras las derrotas consecutivas en Bilbao y en Getafe, intercaladas por la eliminación copera ante el Barcelona, la preocupación ha crecido por varios motivos.

El primero y más evidente, los malos resultados. Ante rivales de la zona baja de la tabla no ha sido capaz el equipo de Jiménez de sacar tajada alguna, todo debido a su alarmante inoperancia fuera de casa. Pero también ha hecho saltar las alarmas el bajo rendimiento que están ofreciendo jugadores llamados a tener más peso en el juego y a ser determinantes, tales como Renato, Chevantón y Kerzhakov. A todo ello hay que sumar el regreso de los flagrantes fallos defensivos.

Esta mezcla ha llevado al Sevilla a una inseguridad constante, y este equipo, como bien ha demostrado, crece desde la confianza y mengua con la desunión, como la transmitida por el Sevilla en el Alfonso Pérez el pasado sábado.

Claro que todos esos males se suelen curar cuando el Sevilla vuelve a casa, cuando está entre los suyos y recupera el apoyo de sus seguidores. Al Sánchez Pizjuán se encomienda el conjunto de Jiménez para recuperar la senda de la victoria (no gana desde el derbi el 6 de enero). Al Sánchez Pizjuán y al deseado Luis Fabiano, de cuyos goles no puede permitirse prescindir el técnico por muchos cantos de sirena ingleses que le lleguen al delantero.

Con el once casi definido, la principal duda es la del acompañante del brasileño en ataque. Ni Renato ni Kerzhakov ni Chevantón se lo merecen a tenor de su horrible papel en Getafe, pero alguno será el elegido.

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