Lipasam renuncia ahora a extender la recogida neumática de basuras porque los ciudadanos hacen mal uso de los contenedores y dejan "de todo" en los buzones. En enero, el Ayuntamiento ya anunciaba el frenazo al proyecto, pero entonces daba otro motivo: que no había dinero para una inversión tan costosa.
El gerente de la empresa municipal de limpieza, Rafael Pineda, concedió ayer una entrevista a la agencia Europa Press en la que descarta extender el sistema de recogida neumática de residuos, después de las tres ya instaladas en Pino Montano, Miraflores-San Diego y Casco Antiguo, que han costado más de 38 millones de euros.
Pineda sostiene que el dispositivo es "muy caro" pero, sobre todo, insiste en que el sistema no ha funcionado y por eso no se va a ampliar. Y no ha funcionado, afirma, porque "requiere de una enorme disciplina por parte de los usuarios, y aquí esa disciplina no se cumple".
Aunque el Consistorio ha detectado "cierta satisfacción" entre los usuarios de estos buzones, lo cierto es que, al final, nadie separa residuos y los contenedores se usan "para todo, tanto para tirar basura como para depositar televisores, escombros o sofás".
"Al final, los puntos de recogida se convierten en zonas donde la gente deja de todo", concluye. De ahí que, abiertamente, hable de "mal uso" ciudadano, lo que obliga a las brigadas de limpieza a estar "constantemente" adecentando los buzones. A la larga, explica Pineda, el sistema funciona bien "pero no aporta limpieza". Y añade: "No ha sido un éxito hasta el punto de llevarlo al resto de la ciudad".
Sin embargo, el pasado enero, Lipasam ya anunció que desistía de invertir más dinero en la recogida neumática, y el motivo único que esgrimía es que Hacienda le obligaba a apretarse el cinturón; el sistema es caro y, hasta ahora, era financiado en un 80% por fondos de la Unión Europea. Ahora, a las restricciones municipales se suma la falta de concienciación de los sevillanos.
Pineda avanzó además que tampoco se va a ampliar el número de contenedores soterrados, como los existentes en El Pumarejo. En este caso, los motivos son dos: los residuos fermentan antes en estos contenedores y, además, para instalarlos hay que hacer catas arqueológicas, "lo que encarece mucho más" el sistema.
De momento Lipasam pretende acabar el proyecto que ya está desarrollando en Santa María la Blanca y "poner en valor" el de la Alameda de Hércules, que lleva un año sin funcionar a la espera de que se le instale correctamente la línea eléctrica. La empresa, en cambio, sí va a apostar por la instalación de más vallas alrededor de contenedores, tras el éxito de la experiencia en el Arenal.
