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No siempre es día de Reyes

Era casi imposible que el Betis volviese a jugar como en Getafe, y así fue. Lo que hizo, al menos, le sirvió para salvar un punto. Algo es algo.

el 09 ene 2011 / 21:27 h.

Es una obviedad, pero ni todos los días vienen los Reyes Magos ni es posible que el equipo verdiblanco juegue siempre como hizo en Getafe, donde dibujó uno de los partidos más completos y hermosos que se le recuerdan. Y menos cuando la alineación tiene muy poco que ver con la que obró semejante prodigio, claro. Sin Dorado, sin Emana y sin Salva Sevilla, este Betis es menos Betis; otra obviedad. Aun así, ni tanto ni tan poco. El equipo de Pepe Mel no brilló ni mucho menos como en el Coliseum, pero tampoco perpetró su peor actuación de la temporada. Le faltó calidad y fondo físico (lógico, cómo no estar cansado después del descomunal despliegue del miércoles) y le sobró la lógica motivación y frescura de su rival, naturalmente, pero los que estuvieron en El Alcoraz intentaron respetar la identidad de este Betis que triangula y trata de mimar la pelota. Lo intentaron pero no lo consiguieron. Al principio fue con un 4-4-2 algo engañoso, ya que con Juande por la derecha era improbable que el equipo se alargase por esa banda. De hecho, a ratos el sistema se reconvirtió en un dibujo con tres pivotes, tal era la tendencia (o la orden) del motrileño a buscar la zona central. Y al final, con tres mediapuntas y Rubén solo en el ataque. En realidad, los delanteros casi siempre estuvieron demasiado solos. Israel en la segunda mitad y Ezequiel mejoraron un poco esa soledad, pero entonces, a cambio de ser siempre ambicioso, el equipo se desnudó un poco en defensa. No lo suficiente para que el Huesca le metiese mano, pero casi.

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