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No siempre lo puede arreglar al final (1-0)

Un mal Sevilla no tuvo opciones de remontada ante un Espanyol con la lección aprendida

el 29 ene 2015 / 23:51 h.

El Sevilla no pudo esta vez. No llegó a tiempo para enmendar su horrible gestión del partido de ida y esta noche nunca ha tenido opciones reales frente a un Espanyol mejor colocado y mejor dispuesto para que en el partido apenas pasara algo. Ni siquiera el gol de Diogo al final zarandeó al conjunto de Sergio, ganador por KO técnico en su duelo con Emery. No hizo falta más que un minuto para comprobar lo cómodo que se movía el Espanyol en ataque, sobre todo Sergio García y Caicedo. Una falta sobre Víctor Álvarez la sacó Arbilla a la escuadra y enmudeció durante unos segundos el maravilloso ambiente en el estadio, que siguió pese a que el Sevilla no carburaba ni en ataque, aturullado entre jugadores blanquiazules, sin hoja de ruta clara y con Bacca y Gameiro estorbándose más que ayudándose, ni en defensa, preso de su descolocación y de la mejor sincronización del cuadro catalán. SEVILLA FC 14-15 Bacca se lamenta durante el partido (Foto: Manuel Gómez) Los minutos pasaban y Emery no reaccionaba en una situación parecida a la de aquella ida de semifinales de la Copa contra el Getafe en 2010. Entonces Jiménez quitó a un delantero (Negredo) para meter a Romaric sin esperar siquiera al descanso y aguantando la bronca del respetable. Lo pedía a gritos aquel partido, igual que esta noche hacer un cambio parecido. El Sevilla estaba a merced de sus ansias y del Espanyol, que perdonó por medio de Sergio García, quien primero erró picándosela a Beto y después disparando raso. Reaccionó bien en ambas ocasiones el portero luso. Sólo Bacca, en la única internada de Deulofeu, disparó con peligro, pero forzado. Tras el descanso sí movió ficha Unai: Banega al campo por Pareja (y Diogo por el tocado Coke). El Sevilla, claro, empezó a intentar jugar al fútbol y hasta generó peligro en con tiros peligrosos de Gameiro, Iborra, Banega y Deulofeu. Pero se veía que ese empuje apenas provocaba grietas en la defensa de seis del Espanyol. Era más bien fuego de artificio. El tiempo se agotaba y Unai metió a Aleix Vidal. En ese momento un estruendo sonó en la banda. Era el puñetazo de Iago Aspas al techo del banquillo. Incalificable el enfado del delantero gallego, máximo goleador de esta edición de la Copa del Rey. Se fue apagando poco a poco el Sevilla, preso de su frustración. Aparecieron las jugadas individuales suicidas y los huecos para la contra de un Espanyol que incluso perdonó las pocas veces que pasó del centro del campo. Pese a todo, ya sabemos que el Sevilla nunca se rinde y Diogo se marcó un golazo desde fuera del área que hizo creer al Sánchez-Pizjuán en otra épica al final. Pero ni pudo ser. Esta vez el Sevilla no llegó a tiempo. A los hispalenses se les escapó de nuevo la Copa del Rey, aunque en verdad la tiró en Cornellà. Pasó con todo merecimiento el conjunto de Sergio González, que le ha dado un buen meneo táctico a Emery en esta eliminatoria. Quien no lo mereció fue una afición que siempre pone el listón inalcanzable para el resto. Impresionante una vez más esta noche, cantando hasta última hora pese al fracaso de los suyos. No siempre se puede arreglar todo a última hora.

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