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«No soy un maestro sino un simple periodista»

Este periodista nacido en Triana, maestro de la entrevista, ha publicado esta semana un libro con la crónica de los años 1966 hasta 1976 vivida desde la redacción de El Correo

el 21 dic 2009 / 20:55 h.

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Juan Holgado Mejías, en la presentación de su libro el miércoles.

-Tiempo de riesgos. El mundo del trabajo en El Correo de Andalucía desde 1966 hasta 1976. Ése es el título de su libro, que homenajea las páginas que comenzó a publicar El Correo sobre información laboral. ¿Cómo surgió este proyecto?
-Un día de 1966 fueron a visitar a José María Javierre, que ha fallecido tristemente esta semana y que era director del periódico, Eduardo Saborido, de CCOO; Fernando Soto, de UGT; Rafael Escuredo y Felipe González, para que el periódico creara una sección, a poder ser de una página diaria, que reflejara los problemas de los trabajadores e informara de sus reivindicaciones. Y así fue como Javierre encargó la sección a Eduardo Chinarro.


-Y así lo hizo Javierre.
-Era arriesgado por el régimen franquista y la censura pero merecía la pena porque, como dice el poeta [Dionisio Ridruejo]: La libertad lo primero / se la comerán los lobos / si la dejamos para luego. Estas páginas tuvieron mucha repercusión. El Correo fue el primer periódico de España que hizo algo así y, con Javierre a la cabeza, consiguió en aquellos años triplicar su tirada.


-¿Cómo era Javierre?
-Era un director audaz sin perder la sensatez e hizo que el periódico consiguiera un enorme prestigio. Hace unas semanas estuve en su casa. No pude verlo. Me atendió la familia que lo estaba cuidando. Le pedí fotos para un libro y me dieron una que nunca ha visto la luz. Javierre posa con su hermano Antonio, cardenal, una persona entrañable que llegó a visitar el periódico. En el reverso se lee: Roma. 1991. Archivo secreto del Vaticano. Me emociona mucho esa imagen de los dos hermanos, ahora ya fallecidos.


-Usted estudió derecho pero el periodismo se cruzó en su camino. ¿Cómo ocurrió?
-Primero di clases. Luego me matriculé en derecho y mientras hacía la carrera fundé una revista en la facultad: El Cascarón. Era humorística pero terminó mal porque la censura la prohibió.


-¿Ya había tomado la alternativa como entrevistador?
-Todavía no, eso fue justo después. Estudiando derecho, entrevisté al catedrático de Derecho Canónico Manuel Jiménez Fernández, que había sido ministro de la República con la CEDA. La entrevista apareció en la revista Peñafort, de la facultad. Fue muy valiente por parte de Jiménez Fernández. Era un hombre aficionado a la radio clandestina, Radio España Independiente, que dio cuenta de la entrevista. Él estaba muy contento con la repercusión.


-¿Cuándo fue eso?
-En 1959.


-Hace medio siglo... ¿Qué ocurrió después?
-Terminé Derecho e hice Periodismo en Madrid. Estuve un año de prácticas en el Diario Regional de Valladolid, la competencia directa del Norte de Castilla, que dirigía Miguel Delibes.


-¿Cómo llega a El Correo desde Valladolid?
-De casualidad. Yo ni siquiera pensaba ya en seguir de periodista y me había colegiado como abogado en Madrid. Pero me encontré con Francisco Anglada [histórico periodista de El Correo] y me dijo que fuera a ver a José Montoto, director del periódico. Lo hice y a los tres días me llamaron. Fue en 1967. Estuve en El Correo hasta 1983.


-Fueron años difíciles.
-Tuvimos problemas con la Policía y la censura, como cuando entrevisté a Felipe González y a él y a mí nos encerraron una noche y nos interrogaron, pero esta historia ya ha sido muy contada y en realidad todo el mérito es de lo que dijo Felipe González en la entrevista, no mío. Yo no soy ni he sido ningún maestro, sólo un simple periodista.


-Estuvo toda esa noche con Felipe. ¿Pensó que tenía ante sí al futuro presidente del país?
-A Felipe no lo conocía el gran público. Esa entrevista sirvió para darlo a conocer, como Isidoro. Tuvo repercusión internacional. Aquella noche que estuvimos detenidos en los Juzgados Felipe se durmió. Yo lo miraba y pensé: ¿Qué le estará diciendo Isidoro a Felipe? Nunca pensé que fuera a ser presidente. En esto, los guardias civiles que lo interrogaron tuvieron más olfato que yo.


-¿Por qué?
-Le preguntaron: ¿Qué hizo usted en Francia en tal fecha? Y Felipe contestó: Estuve con Miterrand. Ellos: Sabemos que estuvo en Alemania tal otra. Y Felipe: Almorcé con Willy Brandt. Y entonces uno de los agentes dijo: Algún día vamos a tener que pedirle trabajo a este hombre.

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