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No verlas

Con la prostitución es fácil hacer una declaración sobre el drama de las mujeres explotadas por proxenetas sin escrúpulos. Es fácil hablar de maltrato y de mujeres a la intemperie abandonadas de toda consideración.

el 15 sep 2009 / 16:09 h.

Con la prostitución es fácil hacer una declaración sobre el drama de las mujeres explotadas por proxenetas sin escrúpulos. Es fácil hablar de maltrato y de mujeres a la intemperie abandonadas de toda consideración. Es fácil decir que hay que regular la prostitución para que las que la ejercen tengan derechos, como cualquier otro trabajador en otro oficio cualquiera. Es fácil decir que hay que abolirla.

Lo difícil es ponerse manos a la obra. Y más difícil aún, saber cómo se ponen manos a la obra para hacer desaparecer la prostitución, lo que no se puede conseguir sin dar a las mujeres que la ejercen otro trabajo y una dignidad de ciudadanas con todos sus derechos, sin tener que recurrir a vender su cuerpo. Eso sí que es difícil. De momento, a todo lo más que se llega es a hacer campañas de concienciación, no se sabe muy bien a quién, porque ni las prostitutas se van a quitar de la calle por una campaña, ni los clientes van a dejar de acudir a ellas, ni los proxenetas van a dejar de montar sus sucios negocios explotando a las mujeres, ni los mafiosos que trafican con mujeres van a dejar de hacerlo, si no se les persigue de manera contundente. Y no sé si será fácil, lo que si sé es que hasta ahora, ahí están, tan tranquilos. A esta hora exactamente hay una mujer en la calle, que busca y encuentra a alguien con quien ganar un dinero que no encuentra en otra parte. El edificio que la salve está por levantar, y es para eso para lo que hay que trabajar, para conseguir que las mujeres que ejercen la prostitución abandonen, porque se sientan integradas en una sociedad que, hoy por hoy, lo único que quiere en realidad, es no verlas.

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