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No violencia e hipocresía

Tengo que decir, en primer lugar, que creo en la NO VIOLENCIA como método de lucha y como objetivo de una sociedad sin clases, sin armas y sin injusticias. Por mi militancia pacifista me negué a hacer la mili en el Ejército recién salido de la dictadura y porque no quería colaborar con una organización armada, aunque fuera "legal" y en nombre de la Patria.

el 15 sep 2009 / 05:40 h.

Tengo que decir, en primer lugar, que creo en la NO VIOLENCIA como método de lucha y como objetivo de una sociedad sin clases, sin armas y sin injusticias. Por mi militancia pacifista me negué a hacer la mili en el Ejército recién salido de la dictadura y porque no quería colaborar con una organización armada, aunque fuera "legal" y en nombre de la Patria.

Pienso que ninguna idea política o religiosa, ni de cualquier otro tipo, merece nunca la vida de un ser humano. Nadie tiene derecho a matar a nadie en nombre de nada. Sin embargo, en la sociedad que vivimos en nombre de Dios, de Alá, de la Patria, de la Democracia y hasta de la Libertad se han cometido crímenes horrendos y hasta genocidios. En una sociedad dividida en clases sociales, la burguesía imperialista ha provocado guerras y ocupaciones de países, pisoteando el derecho internacional, los derechos humanos por un solo motivo: el dinero.

La última invasión de Irak por el Ejército de los EEUU, con más de 600.000 muertos, es toda una plasmación de cómo aquéllos que tanto hablan de paz y libertad practican de hecho el Terrorismo de Estado en política internacional. El Capitalismo en su fase imperialista es terriblemente violento y para nada tiene en cuenta la vida de las personas o la naturaleza, que sacrifican a los egoístas intereses de un puñado de grandes multinacionales. Terrorismo de la peor calaña es el que practica Putin en Chechenia, pero los llamados gobiernos europeos miran para otro lado en pleno Carnaval de la Hipocresía.

El Estado de Israel no tiene el menor recato para determinar desde los Consejos de Ministros los asesinatos a sangre fría de los dirigentes palestinos, el derribo de viviendas con las familias dentro de gente totalmente inocente o simplemente sospechosa. Sin embargo los gobiernos, incluido el del señor Zapatero, tienen relaciones diplomáticas, económicas y políticas, e incluso venden armas a este Estado, inequívocamente terrorista, que además posee la bomba atómica.

Mi opción filosófica y política pasa por la desaparición de las armas convencionales y nucleares, que en sí mismas son instrumentos para la muerte de tus semejantes y lucho por la desaparición de todas las violencias, incluida el hambre, fruto de un comercio injusto que asesina todos los días a 70.000 personas, que es el equivalente a que cada día se derrumbaran 23 torres gemelas.

Pienso, por ello, que cuando se habla de violencia hay una carga enorme de cinismo e hipocresía. Al terrorismo de los poderosos y sus guerras injustificadas se les llama Libertad duradera o Justicia infinita y se presenta ante la opinión pública como natural y hasta imprescindible. La NO VIOLENCIA requiere el abandono de las armas en todo el mundo. De todas las clases sociales y en todas las circunstancias, porque de lo contrario dejaremos el monopolio de la violencia en manos de los ricos, que la utilizarán a su antojo y para fines, la mayoría de las veces, inconfesables. Desde esta filosofía he desarrollado mi actividad sindical y política en las filas del SOC y de la CUT y en el apoyo de las acciones de todos los movimientos pacifistas. Creo que después de tantos años de practicar activamente la NO VIOLENCIA debo tener la mínima autoridad moral para no pensar lo mismo que el ministro de Interior de turno y creo tener derecho a expresar ese sentimiento y esa visión. El terrorismo de los grandes fariseos no lo denuncia nadie, Bush es un terrorista como la copa de un pino pero lo recibe el Papa y nadie se atreve a denunciarlo por sus crímenes, ni pasará nunca delante de un Tribunal Penal Internacional.

Me considero una persona de izquierda y, por tanto, anticapitalista; y he dicho y he tratado de practicar mi compromiso, y mi pelea esencial es la de tratar de subvertir este desorden establecido que tantísima violencia genera y que es una fábrica de destrozar los derechos humanos más elementales. Me considero junto al SOC y la CUT como nacionalista internacionalista de izquierda y apuesto por un Estado Federal Confederal, donde los pueblos puedan decidir mediante referéndum libre y democrático la cantidad de soberanía que cada nación quiere ejercer en cada momento y si desea federarse, confederarse o simplemente la independencia y formar Estado propio. Creo en el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos y naciones de la tierra. Creo que deben reformarse la actual Constitución para permitir este derecho democrático, aceptado por la ONU, y que podría poner solución a muchos conflictos dentro de nuestro propio Estado y, por supuesto, en el panorama internacional.

Respecto a Euskadi, siempre he defendido (IU federal también) y voy a seguir defendiendo que la Ley de Partidos Políticos es un retroceso democrático y desde luego es anticonstitucional. Pienso también que el Pueblo Vasco, como el Pueblo Andaluz o el Pueblo Catalán, debe tener derecho a decidir su futuro y que en Euskadi hay un problema político de todas las fuerzas sin distinción, incluidos por supuesto los nacionalistas. Creo que el derecho de autodeterminación y el diálogo sí que podrían terminar con toda la violencia y también con todos los contenciosos en cuanto a financiación, porque un Estado Federal o Confederal debe ser solidario y las naciones más ricas han de aportar a las más pobres.

Me resulta muy triste que se pueda criminalizar el pensamiento. Por tener estas opiniones, dichas de muchas maneras pero con este hilo conductor, se me ha calumniado y como en la inquisición santísima se me ha puesto el sambenito y a los pies de la extrema derecha que ha tenido la oportunidad de cometer dos actos terroristas que han podido costarme la vida.

Creo que la libertad de expresión no puede consistir en que todos tengamos que someternos al discurso único y el que no lo haga se le manda al infierno o a la cárcel. Al contrario, creo que es desde la pluralidad, el debate y el diálogo como llegamos a la categoría de civilizados y es la manera de solventar todas las diferencias. Espero que no se censure lo que aquí expreso y también que de una vez se respete la diferencia y la discrepancia, porque es el camino de la PAZ.

Los conflictos económicos, políticos y culturales han de resolverse por la vía política, cualquier otra tentación conduce a la guerra y es una guerra sin fin. La PAZ, decía Gandhi, no es sólo la ausencia de la violencia sino la práctica de la justicia.

Alcalde de Marinaleda y parlamentario de IU.

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