-En el discurso de investidura habló de que una de sus prioridades era no alejarse de las cosas que afectaban a sus ciudadanos. ¿Cuáles son las necesidades más acuciantes ahora en el pueblo?
-Supongo que serán las mismas en todos los municipios. Guillena ha sido un pueblo que en los últimos años ha tenido una cifra de desempleo muy baja y aunque el salto comparativamente con otros municipios es para estar contentos, en los últimos 12 meses hay 450 personas más desempleadas. Y eso se nota.
-¿También se siente en el estado de las arcas municipales?
-La verdad es que se ha notado. En la liquidación del presupuesto del año pasado, de unas previsiones por impuestos y licencias de construcción próximo a los dos millones se quedaron en torno a 600.000. Sin embargo, no hemos tenido problemas en cuanto al pago de proveedores, ni tenemos deudas con la Seguridad Social, Sevillana o Telefónica, ni de las nóminas, y la liquidación, que fue lo último que presentó Justo en el pleno del 28 de mayo, se hace con un superávit de un millón de euros.
-¿Cómo se consigue eso?
-Esto responde a que la crisis se previó, y al tiempo que se veía que iba a haber un descenso en los ingresos, las propias áreas municipales se fueron ajustando el cinturón, aunque entonces había dinero, y ahora estamos bien. En 2008 se hizo un plan de ahorro interno para que cada área dejara de gastar lo que se veía que iban a bajar los ingresos. Incluso se informó a los ciudadanos. La Feria nunca va a faltar, pero si no tiene que haber cinco actuaciones como en la de 2007 pues no las habrá.
-Comentó también que quería "un estilo de gobierno local en el que nadie se sienta excluido". ¿Antes no era así?
-Antes nadie se sintió excluido. Lo que sí es verdad es que por las características de la persona que ostentaba la alcaldía y su trayectoria, que empezó en el Partido Comunista donde se produjo una división, había un matiz personal que era el que excluía y que con el cambio de alcalde ha desaparecido. Yo siempre he sido del PSOE y hace 30 años no estaba aquí. Lo dije para acabar con las disputas, y les comenté que cuando se produjo la división, en 1987, yo hacía la primera comunión.
-Una de las ideas que tenía el Ayuntamiento era unir Las Pajanosas y el núcleo central de Guillena ¿En qué ha quedado?
-En proyecto y en diseño sigue. Cuando empezamos hace cinco años a diseñar el nuevo PGOU se le daba ese sentido, de unión física entre ambos núcleos, pero lo que se dibujó en el avance, que fue incluso aprobado inicialmente, ha sufrido una modificación en el nuevo texto porque en medio de todo se aprueba el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía, POTA, que recorta la posibilidad de crecimiento. Entonces se ha dejado con la figura de suelo urbanizable no sectorizado, pero la unión se alargará en el tiempo.
-La A-66 ha ayudado al crecimiento industrial de Guillena, pero ¿se ha una ralentización?
-La A-66 suponía primero una necesidad para la salud, en cuanto a atascos, accidentes y tranquilidad para los que se tenían que desplazar desde el municipio. Se ha ido notando, aunque el parón que hemos sufrido ha hecho que el efecto no haya sido continuado, ni el esperado. En proyectos como Hato Verde o el parque empresarial de El Esparragal había empresas que se iban a instalar, pero algunas siguen sin desarrollar su proyecto porque todo está paralizado.
-Otra de las apuestas del municipio son las zonas verdes.
-No es una apuesta sino una suerte. Guillena tienen 225 kilómetros cuadrados de extensión desde los Lagos del Serrano a Torre de la Reina. La idea del equipo de gobierno de cara a los dos próximos años, con el parón que se ha producido en otros sectores, es que es el momento de que Guillena gane en calidad en vida y en espacios de convivencia.