Viéndole a pocos metros, aún sin estrecharle la mano, Sergio Frenkel podría pasar por galán de telenovela o dueño de un concesionario de Ferrari. No descartamos que pudiera reciclarse en algunas de estas lides pero parece poco probable por ahora. Lleva 19 años al frente del Festival de las Naciones, un amable sucedáneo de la Expo'92 que se asentó en Sevilla en el 93, con la resaca de la muestra, y cuyo modelo ya pasea por diversas ciudades de España.
-Usted es un argentino, experto en marketing, que vino a la Expo a trabajar en el Pabellón de América. ¿Allí tuvo claro que aquel idilio Sevilla-el mundo había que alargarlo?
-En la Expo pasaron muchas cosas. Y a mí personalmente me impresionó el éxito de la muestra y la entrega total de los sevillanos a aquel acontecimiento.La gente viajaba por el mundo sin salir de la Cartuja. Todo aquello hizo que me enamorara de la ciudad y que descubriera una Sevilla abierta y mucho más cosmopolita de lo que había podido imaginar. Supe que, de alguna forma, debía darle continuidad a aquel fasto.
-Y cuando en 1993 abrió su, entonces, Feria de las Naciones, con sus puestecitos de artesanía, en el Casino de la Exposición... ¿No sintió vértigo por las temibles comparaciones?
-Tuve muchísimo miedo, ¡por supuesto! Pero siento que nosotros hemos sabido recuperar en una pequeñísima escala el testigo de la Expo'92. Y desde 1993 hasta 2012 no hemos fallado ni un sólo año. Hemos ido creciendo, mejorando, aportando más y más al visitante. Y algo para mí esencial, hemos crecido en solidaridad activa. Las ONG que se instalan en nuestro festival recaudan mucho: cuando la gente se divierte, y aquí lo hace, es muchísimo más solidaria.
-El Prado de San Sebastián es su lugar, pero tuvieron años difíciles donde les reubicaron en el Parque de María Luisa...
-Fueron dos años en los que, ciertamente, se cuestionó la continuidad. Fuimos a María Luisa pero allí el certamen era más pequeño y se perdía presencia. No era nuestro sitio. Lo es el Prado, el estar rodeado de palmeras, el ser un punto de encuentro, de llegada y salida de transportes, SanFernando peatonalizada... Es el sitio que además nos permite un montaje más estético, compacto. Es el lugar perfecto.
-Dígaselo a los vecinos...
-Le diré una cosa, hemos convertido un problema en una oportunidad. En lugar de tenerlos como enemigos hace unos días hemos ido personalmente a sus casas, sonómetro en mano. Y hemos decidido que la música va a oírse a un nivel más bajo. Ellos se han mostrado agradecidos y nos han comentado que vendrán como visitantes. Para mí es un gran éxito porque este festival es para todos los segmentos sociales.
-¿Y no tiene tentación de ampliar el espacio?
-La única tentación es que el certamen sea cada año más sevillano. Y estamos en el camino, integrando el Festival en el tejido empresarial. Genera empleo, el 70% de los proveedores son de Sevilla, formamos en eventos, acogemos a artistas de la ciudad y vamos realizar cuatro talleres para los hosteleros locales.
-En el pasado cobraron entrada. Ahora no. Pero si lo volvieran a hacer probablemente podrían ofrecer una propuesta cultural de mayor peso...
-El país vive un momento muy convulso de transformación y sólo se puede cobrar entrada si lo que ofreces son espectáculos muy novedosos. Nosotros, en el pasado, descubrimos en Sevilla a artistas grandes comoCarlos Baute, Las Niñas, Andy &Lucas oLos Caños. Fue una etapa, ahora toca la de un festival más abierto y menos ambicioso.
-Cuando los tenderos le ven pasear por el Festival ¿se ponen más firmes en sus puestos?
-Le diré una cosa, la culpa de la crisis es no saber ponerse en el lugar del otro, la asertividad es una base principal de mi empresa. En resumidas cuentas, un buen director es aquel que conoce todos los aspectos del Festival, no el que pega más gritos.Creo que todos los trabajadores me reciben con una sonrisa. Y, aún más, el primer día, durante el pasacalles, yo tomé una bicicleta y me puse a repartir publicidad, así supe de primera mano qué piensan muchos sevillanos de nosotros.
-Hay empresarios locales que opinan que es muy caro instalarse aquí...
-Puede ser. Pero si esto es así, es porque proveemos de los medios suficientes para amortizar el expositor. Tenemos lista de espera para participar en el Festival. Y eso que somos, además, muy exigentes con la autenticidad de los productos ofertados, las medidas higiénico-sanitarias y los precios: nosotros marcamos el tope, aquí no hay nada exclusivo ni zonas vip. Y también ayudamos a cooperativas de Centroamérica, mediante una subvención.
-La llegada de Zoido a la Alcaldía ha supuesto la imposición de una tasa por ocupación del suelo. ¿Cómo se lo tomaron?
-Se nos planteó que teníamos que arrimar el hombro, y es comprensible. A cambio, el consistorio, a través de Fiestas Mayores, Cultura y Distritos, nos ha ayudado proveyéndonos, por ejemplo, de las actuaciones de los chicos del concurso Operación Talento. Y, bueno, por ahora... el primer fin de semana hemos tenido un 30% más de público que en 2011.
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